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04 noviembre, 2023

La vejez escucha...

 La vejez escucha sus

primeros gritos entre

la rutina de

la gente que viene

y va

por la calle Toro.

 

Todos me sofocan. Tengo

el pelo blanco y la

espalda cansada y cada vez

más necesito

compañía a solas.

 

Si yo tuviera

un perro tendría los

ojos verdes y pondría en mi

boca el sexo de

las palabras crueles.

 

16.08.2005

Cabo de Oyambre (Santander)

03 noviembre, 2023

A esta hora en la que despierto...

 A esta hora en

la que despierto es

agosto reconfortante

y mientras el viento trae

el estruendo del mar evoco

sin rencores aquel

andén en el que el expreso

de Irún se lleva

a la vendimia una

maleta de cartón atada

con dos cuerda y

un resto de infancia.

 

16.08.2005

Cabo de Oyambre (Santander)

02 noviembre, 2023

El otro es...

 El otro es

yo soy yo

el otro

y ambos

una nostalgia

de lo irrecuperable,

a dúo enamorados

de las mudanzas del tiempo,

uno y otro pidiendo un plazo

más largo a la vida

para asistir al espectáculo del mundo

casi descifrado,

           

            Una mitad

del corazón no es mía.

            La otra

quiere ser tu misma

mitad.

            Somos hoy niños

que lo único bueno que tenemos

es la edad; somos adolescentes

dorados; somos la vencida

rutina bárbara de los días idénticos

y frente a frente con un espejo súbito

comprobamos que vestimos

igual, que caminamos igual,

que sentimos igual, que en círculos

andamos por la oscuridad, cada

uno con su pequeña linterna,

hablando en susurros

al olivo bajo el que pronunciaremos

cada uno nuestro nombre.

 

            Sólo

hay una forma de amarnos,

de tolerar esta página escindida:

abrir una ventana turbia

en nuestro costado y esperar

que las palabras queden

pegadas al silencio como

una piel inútil.

 

Santander

(Cabo de Oyambre)

17.08.2004

01 noviembre, 2023

Paisaje verde II

 

Baño los ojos en el verde de los tuyos

y las manos en el trigal

de la primavera aún asustada;

bebo el zumo reconocible de tu lengua

para apagar esta miserable

sed de amor que roe…

 

Y no pienso en la carne,

tampoco en el alma,

ni siquiera en las hijas que día

a día crecen como

granadas rodando peldaños arriba.

 

Sé que no somos vacas

ni ángeles demasiado mansos

apacentando sueños de

relojes imprevisibles.

 

Soy el hombre

que oyó el canto

de los peces dorados y senos

adolescentes. Eres

la Mujer que teje

la noche ofreciendo símbolos

que nos explican, que nos devuelven

al Olimpo del que fuimos expulsados.

 

Tantos años después ya no hay

nostalgia de aquellos días sin

responsabilidades.

            Los frutos

están ahí, recién cortados,

a punto de ser tocados levemente

por la pureza

de tus hermosos ojos verdes, ojos

inverosímiles, señal de tu naturaleza

mágica, aérea, transparente.

 

Detén un instante, aún, el cáliz.

No avives, aún, las llamaradas

de los saludos y de las despedidas.

Déjame, aún, en esta oscuridad carnívora

sufrir tu ausencia desgranando

monólogos como una espiga

interminable.

            Y cuando mi verso

perdido vague por estas calles

acompañando tardes distraídas

y crea sucumbir del dolor más

atroz, del desprecio más vengativo,

sumerge mi mano en la profundidad

verde de tus ojos verdes, más

allá de las palabras donde aún es

posible encontrar la cárcel,

la llave, la libertad.

 

Salamanca

06.08.04

31 octubre, 2023

Paisaje verde I

 

"Posé un dedo enérgico sobre los labios

de tu ciudad y le impuse silencio,

y hubo un último grito en la distancia".

Eloy Sánchez Rosillo: Historia de unas horas.

 

Nos miran los tercos

gorriones de la avenida, nos miran

las hojas de los árboles desnudos,

nos miran de todas partes individuos

perdidos y hallados en el sureste

o en el norte de una calle

bordeada de tamarindos.

 

Nos saludan al atardecer y

con palabras de inéditas aristas

van cincelándonos el alma

como la madera triste

atacada de los regresos

a casa, a la tierra, al polvo,

hasta llegar al naufragio absoluto,

a una ciudad sin puerto, sin mar,

por donde nunca pasó un poeta

con la lira en la mano, a donde

nunca llegó la imaginación de un artista.

 

Quisieron entonces tus ojos

devolverme a la fe y a la esquiva

naturaleza de Dios, quisieron

explicar a los vencidos de la vida

y a los que no quieren ver la ciega

abstracción de la luz, trascender

la nada y la belleza de los lirios

cerca del crepúsculo.

 

Pasamos la noche recogiendo fragmentos

de hombres y de paisajes y al alba,

reconocido su dolor y enhebrados sus recuerdos

enfrentamos un nuevo día empedrado

de felices hallazgos.

 

Pero la carne siempre está cerca,

vestida con sus breves

vidas de credos y estéticas,

rompiéndose por la piel

y exponiendo a la herrumbre

nuestra fe en el alfabeto.

 

¡Al día siguiente es irrelevante la queja!

 

Salamanca

06.08.04

30 octubre, 2023

¡Lejos!

 

Lejos la autocomplacencia

y sus tentaciones románticas,

lejos los epígonos filosofantes,

lejos los tediosos escoliastas,

lejos las tozudas letanías de los poetas

y los escritores de planicies, lejos!

 

¡Lejos los mausoleos de la vanidad,

lejos las catedrales y sus vírgenes

dolorosas, lejos la sacralización

de los artistas, lejos!

 

¡Lejos los contempladores intempestivos,

lejos también los ojos del otro,

lejos el pudor de la desnudez total,

lejos el mundo descuartizado, lejos

las palmatorias del horror, lejos!

 

¡Lejos los niños frente al odio

de los hombres, lejos los rostros

excavados por las lágrimas, lejos!

 

¡Lejos las palomas que maltratan

a sus iguales menos fuertes

con el hacha de su pico, lejos

las águilas y los halcones, lejos!

 

¡Lejos las guerras, las ganadas

y las perdidas, pero, sobre todo,

lejos las que aún persisten!

 

¡Lejos, lejos, lejos la lucha

antibelicista!

 

            ¡Lejos la desolación

de volver

            a las casas desoladas!

¡Lejos los horizontes tapiados!

¡Lejos los muros de hormigón! ¡Lejos

la perpetuidad de tanta ira! ¡Lejos

el doloroso caudal del tiempo

corrosivo que nada lava

 

            ¡Lejos!

 

¡Lejos el hedonismo de la sociedad actual

atada al mundo de las falsedades!

¡Lejos el materialismo implacable

de los más jóvenes! ¡ Lejos los kilómetros

que separan como siglos la necesidad

de la opulencia de la trepidante

modernidad!

             ¡Lejos la vida

consistente sólo en despertar y sobrevivir!

 

            ¡Lejos!

 

¡Lejos el extranjero

en su país y en el del otro! ¡Lejos

los océanos de hojalata que circundan

las ciudades donde los barcos

que resisten van a la deriva

hasta encallar en la pobreza urbana!

 

            ¡Lejos!

 

¡Lejos la mentira y la pura ceniza!

¡Lejos el rencor! ¡Lejos los resentimientos!

¡Lejos los idealistas cargados

de dudas! ¡Lejos los sermones

ideológicos encubridores de intereses

silenciados! ¡Lejos

el miedo

palpable

sin manos y el temor

que se pliega a sus exigencias! ¡Lejos

la ridiculez de los recelos nocturnos

y las angustias hasta el rencor del alba!

            ¡Lejos!

 

Y si aún restan fuerzas, ¡lejos

las fauces de la bestia y su hedor!

¡Lejos el estremecimiento ante

la contemplación de la catástrofe!

¡Lejos la muerte cotidiana,

en diferido o en directo!

            ¡Lejos!

 

¡Lejos los fríos bolsillos

en que descansan las manos,

las mismas de siempre

y las de todas las mañanas!

            ¡Lejos!

 

¡Hay que talar los espíritus

infantiles  que acechan en el bosque

y en los círculos flamantes de sus tocones

hacer el amor impunemente! ¡Hay

que concebir con urgencia

un hombre

            que no sea máscara,

un hombre

            que domestique

            a los represores,

un hombre

            que redima

oralmente a la humanidad sorda,

un hombre

            que fabrique el propio

pan sin necesidad de salir

            a ganárselo,

un hombre

            que lleve tatuado

en los ojos la esencia de nuestro

instinto de hombres libres!

¡Todo lo demás,

            lejos!

 

Salamanca

02.08.2004