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25 junio, 2022

Viernes IV

 No temas que te hiera

su ingravidez total.

Dale peso con tu sonrisa,

dale nombre con tus pechos,

dale forma con mis manos

y salgamos a la noche,

mujer, vestidos de luz

para deslumbrar la tierra.

24 junio, 2022

Viernes III

 Cuando nazca tu simiente

nacerás de nuevo

y naceré de tu cuerpo

otra vez con la piel ausente

pero de tu sangre,

mujer, de tu pelo

y de tus manos.

23 junio, 2022

Viernes II

 

Déjame acariciar, mujer, tu vientre

y sentir cómo arqueas la piel,

cómo bajo el otoño amarillo

te crecen remolinos y amapolas,

cómo la vida te hierre los muslos

y se esparce por tu contorno

un aguacero sin nombre

pero intransferiblemente nuestro.

22 junio, 2022

 Agregado a vuestro dolor

soy la embajada del suicidio.

Si Vivaldi se durmiera

no temáis que os defraude.

Mi horror seguiría despierto.

Esa flor tentadora

ha echado raíces

debajo de mi piel

y sombreado mis tardes

de racimos distantes.

Esa puerta serena

es mi primera caricia.

Entregadas sus llaves

a mi piel giro la frente:

no hay umbrales para mi sueño

y tú eres de todos

muerte

                       para serme fiel.

21 junio, 2022

 Me da miedo

 hacerte daño con mis silencios

y brotarte una queja que vaya

de tus caderas a tus pies

como un tren sonámbulo

acordado entre dos estaciones.

¡Ojalá pudieras oír mis pensamientos

o animar tan sólo la palabra

que se me abisma más allá de la piel.

¿Cómo contarte mi manera

si soy de una raza antigua

pregonada por los espejos

y abocada a la autodestrucción?

¿Cómo no callar y errar

por los capiteles de la tristeza

si el metal que me define

es una senda delicada

por la que tropiezo maldiciones

y labios a los que adoro?

 

Pero no quiero

                                   hacer de tus senos

una dulce costumbre,

no quiero visitar los pasados

intermitentes de la sombra

ni recurrir a los faros de la infancia

para disculparme los ojos.

Soy el sauce responsable

de la no luz, la flor ligera

que ningún viento levanta,

el impersonal tú de mi sangre

o tal vez el presagio de la antigua

burla del desencanto.

20 junio, 2022

 Mujer serena y total:

¡cuántas arrugas te han nacido

en una noche de ídolos macerados!

Se te han caído los pechos

desde los altos pedestales

como una hoja amarillenta.

Ya no provocas el éxtasis de las palomas

sino el rencor de los soñadores.

Ya no eres vasija de rezos y plegarias

sino un rito distante,

porque vuelvo con los ojos cansados

de tanto bastón blanco

repartido a orillas de la soledad.

19 junio, 2022

Presagio

 Cómo andamos Larra

a orillas del desencanto

invocando el bronce

de las etéreas amapolas,

cómo nos vamos yendo

cogidos de las manos

hacia la pólvora de los espejos

perseguidos por falsas

promesas y poblados los ojos

de amargas carátulas.

Cómo nos faltan los surtidores

de otros buenos días.

Cómo nos llama su pecho

de risa serena.

 

Pero si te faltan razones

he aquí el manantial

de mis venas, mis labios

y mis muñecas abiertas.

 

Ese caballo.

                                   Escucha el galope

de ese caballo que me corre dentro,

cómo martillean sus ojos

el olivo rebelde

que me queda en la piel.

Pronto el torrente

que me invoca los párpados

será jinete a sus lomos.

 

Ven. Silencioso y sin llanto.

Ven con tus crines sobre el viento

desde la remota paz de los ahogados

hacia mis brazos ilusos.

Nada te detiene.

No hay aldabas en mis uñas.

Trae el cuchillo del fuego

y lléname de tibios sueños

el baño del reposo.

Pero no la despiertas a ella.

Su insomnio es una frágil

piel de madreselvas

...................................................................

y descalza la madrugada

de reproches y rencores.

No quiero los pintalabios

que albergan los andenes.

No puedo esperar más.

Me voy en sangre y licor amargo

por las solitarias viñas

a las que soy ajeno.

Me voy despacio y piedra

de arena hacia los brazos

tentadores de la nada.

 

Voy a llevarte conmigo

asesinada entre mi piel

y unas manos encallecidas

porque todo lo que me has dado

son unos ojos enrojecidos,

porque todo lo que te debo

son tus crímenes

y tus espantos negros.

Si alguna vez te perteneciste

yo te di las banderas

que te identificaron.

Si alguna vez fuiste una,

bajo tus pilares

estuvo mi voz amarga.

Si alguna vez fuiste libre,

yo sostuve las cadenas.

Así pues voy a arrastrarte

a la gloria de mi yo total

incendiando tu contorno

con el dulce filo de la escarcha.

 

Es hora antes de nada

de mirar hacia atrás, de repartir lo que no tengo

y despedir esas calles

sabedoras de mi vergüenza.

Sé que no me echaréis de menos

entre tantos tactos

como os sorprenden a diario,

pero en cada esquina

os queda algo de mi sudor,

en cada rendija de asfalto

os dejo un poco de mi palabra.

 

Tampoco tú, lecho nocturno,

necesitas de mi epitafio.

Otro te sorprenderá

con su sexo acordado

y te hará sentir la embriaguez

..........................................................................

vosotros libros, vosotros pentagramas

de mi afán pasado,

buscad otras manos,

otros ojos, otros oídos

que os sean fieles.

Y lo demás, los otros,

los saludos de día a día,

sabed que nada vale la pena,

ni siquiera el recuerdo.

 

Pasará la luna

y yo no habré de verla.

Pasarán tus ojos,

las estrellas, otras calles

y mil ruidos y otros versos

y yo no seré más de la noche

ni de los perros de metal.

Todo será un estribillo

de amapolas redondas,

todo olvido y silencio,

todo humo de mimosas

y resina de roble viejo.

Pasa, pues, luna indiferente,

pasa y saluda a la muerte.

 

Ya, vámonos, Larra

a orillas del mar,

donde nos espera Alfonsina,

a hacer trilogías de un espejo

donde las olas suaves

son una boca risueña,

donde la pólvora quemante

es sólo una fugacidad

y la ortografía de los cuchillos

un brazalete de paz.