Oscuridad
… y siempre la duda
de si eres mujer
o tronco enraizado
en los pedregales del idioma.
Y entre abrazos y raíles
cada viaje más luminosos
cada ventana más tuya.
8/10/1983
Lisboa
"La facilidad que tenemos de manipularnos a nosotros mismos para que no se tambaleen lo más mínimo los cimientos de nuestras creencias es un fenómeno fascinante". MURIEL BARBERY: La elegancia del erizo. Seix Barral, p. 117.
Oscuridad
… y siempre la duda
de si eres mujer
o tronco enraizado
en los pedregales del idioma.
Y entre abrazos y raíles
cada viaje más luminosos
cada ventana más tuya.
8/10/1983
Lisboa
Levanto los ojos
y miro cómo el tiempo
se inclina en un
saludo
de piel y cerámica.
El ajuar de tantas
horas,
cada mundo nuevo
y lo que aún queda,
como ese círculo
de plata y atalayas,
mañana seguirá aquí,
testigo y estandarte
bajo los dedos y el
mar
que nos aguarda.
5/10/1983
Salamanca
Soy
pequeño
y sé que la grandeza existe.
Y cuando por fin descorro el velo
ya no pienso,
no hay nada que tenga nombre,
quizá fantasmas o el recuerdo
de haberlos soñado,
un todo-nada del capricho
y un nada de la conciencia.
Soy pequeño
y soy Dios
complacido, especulador
y a veces duermo
y ni soy divino
ni soy
otra palabra eterna.
29/09/1983
Salamanca
Si te dijera
que el mundo se construye sin mí, sin ti, sin los dos:
desengañados, infelices y muertos
por estas calles de piedra y prisas,
insensiblemente edificados
en volúmenes de nigromantes,
de farándulas olvidadas
y recetas de fogón y vino.
Cada año, cada vida,
mujeres de cristal y carne,
hombres y animales confundidos,
los mismos hombres sin memoria
inventores del cielo y de la técnica:
Los veo pasar a mi lado,
oigo sus palabras sesgadas,
sus risas, sus temores, sus pecados
y no puedo detenerlos
ni esperar que sus sentidos me alcancen.
Soy pequeño
y sé que la grandeza existe.
Entonces pienso en ti, y en ti,
y en ti, y en un número imposible
de sombras y pasaportes,
en otra esfera distinta,
señor ya de los telones
donde no hay árboles de luto
ni una historia paciente o escrita,
sino hombres y palabras
sin ciudades ni rascacielos,
y todo es virgen y aún
existen hojas animadas.
29/09/1983
Salamanca
Años incomunicados
donde los ojos nunca
viajaron
y el calor y la brisa
dialogan entre los dos.
La madera y el silencio:
el moho de la tierra
cristaliza en estos
árboles.
Que el tedio y el simple
fluir
pongan en tu boca
el fruto caído que
desprecias
y a la hora de los dos
pasea conmigo todas las
tardes
hacia la lluvia y otros
años.
Quizá otro invierno
si hay garras, ¿verdad,
usted?
Y el calor es otro amante
al que beber la infancia.
24/09/1983
Salamanca
Y estas ingles de esparto dolorido,
Antonio de los olivos
callados,
¿alguna vez te
sugirieron la longitud,
la dureza de ese
mojón hechicero,
la circunferencia
acariciante
a la que se aferró tu
pecho y tu piel
sangró los recovecos
ocultos
de las actitudes inermes
y dormidas?
¡Y que haya Dios y
desconocidos que se amen,
que arrebaten los
labios de los umbrales
para pasar la noche
despierta
llorando niñez y
ansia
de estrecharte
rencorosamente
sumiso!
¡Y creo en la música
y en los adverbios de
tiempo todopoderosos,
o en esa rabia
vegetal que obliga a la vida
y es crucero de
maldiciones!
Mañana estaré vivo en
tu recuerdo.
Sólo entonces tendrán
sentido las despedidas.
8/08/1983
Salamanca
Júzgame
las ojivas
como ojales de llagas,
soliloquio encumbrado
al vértigo de la náusea.
Estas piedras flechadas en el cielo
dejarán seca tu garganta
con antiguos velos de humo
y gravedades ilegibles
donde el tiempo no transcurre
y hay mentiras persiguiendo tu voz
en una media noche de olvido.
Soy más antiguo a solas,
quizá totalmente desnudo
asesinando la niñez
frente a un espejo,
dejándome crecer los pechos
para prostituir la música.
Bajo estas piedras
ya no quedan mares de olivos.
El rencor es redondo
y mis manos son el número
de una antorcha pasajera
que invocara el diluvio.
…?
Salamanca