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25 diciembre, 2021

SIN TÍTULO

  

C

Curva a curva devoro el cuello del Tajo mientras espío a la izquierda su vientre abultado y a la vez desnutrido. Me detengo en el primer alto para masturbarme sin miramientos, ignorando las bocinas, las fugaces muecas de asombro y desprecio. A veces levanto el puño obscenamente y les grito que por estos parajes hace tiempo que no llueve. Pero es inútil. Se alejan demasiado veloces a lomos de su vergüenza, sabe Dios haciendo qué comentarios, cuántas cruces. En realidad no me importa. Sólo lamento la pérdida de concentración y el inevitable retraso en fecundar las estériles laderas de granito.

[Los viajes entretenidos]

Badajoz, 03/02/1989

24 diciembre, 2021

FANTASÍAS

 

P

ienso en la posibilidad de llevar una mujer al lado en este viaje y, sin darme cuenta, se me dispara la imaginación en una galopada frenética. Los neumáticos pierden adherencia y puedo soltar las manos del volante para acariciarme la nuca y el pantalón. El resto es tan sólo velocidad: la sombra de los eucaliptus que lame en un vértigo sus piernas de seda negra, que desliza el filo de sus hojas cenicientas por las medias enmarcando la desnudez del muslo; los falos telegráficos que acarician la pulpa de su carmín aberrante y abierto, ansioso; el aleteo desganado de cualquier merodeador que se eterniza un segundo sobre sus agrietados pezones; y la música de Bach, ensortijándose morosa en el triángulo de sus braguitas.

Las mujeres que viajan conmigo llevan siempre medias y una transparencia interior que hace de su ropa una melodía de fugas a ciento cincuenta por hora. Adoran la fuerza centrífuga porque hace huidizos sus hombros, sus pechos desnudos y les proporciona un recato momentáneo de doncellas pudorosas.

Las mujeres que viajan conmigo aborrecen las buenas suspensiones que las ofrecen sin miramientos al deseo desnudo y brutal de la contemplación angular.

[Los viajes entretenidos]

Badajoz, 01/02/1989

 

22 diciembre, 2021

SIN TÍTULO

  

A

l conductor le gustaría ser minucioso y detallista, contar anécdotas graciosas que oyó repetir a alguien que las había oído de labios de otros; describir arquitecturas y paisajes humanos y poner muchos nombres de cosas y muchos nombres de personas.

Pero se pierde por los intrincados caminos de la memoria.

A veces piensa o cree pensar en el video y se consuela con no ser un Berckford o un Wraxall, o un... Por ejemplo, ese señor al que recientemente le han dado el Nobel y que no le apetece mencionar porque lo estima y ya me lo están manoseando demasiado.

Es muy suyo el conductor en estas cosas.

También le gustaría ser historiador, anecdotario, y un banco de datos, pero se le ocurre que de eso ya hay mucho y sirve de bien poco. Así que prefiere seguir como hasta ahora y allá los demás.

Lo que realmente le preocupa es que últimamente haya pocas mujeres que se introduzcan en el asiento de al lado para hacerle compañía. Eso sí es realmente peligroso, probablemente síntoma de cansancio o incapacidad para ramificar las manos y la atención.

[Los viajes entretenidos]

Badajoz, ¿/?/1989

20 diciembre, 2021

DEL MAR TE TRAERÉ

(Para Julia Ferreira)


Del mar te traeré lo que es del mar: el azul
necesario a tus ojos cuando quieren ser azules
y una mirada dulcemente mecida en
la línea ondulada del horizonte.

De la tierra el azogue de los espejos,
montañas y valles siempre lejanos
y una piedra fatigada a la que ayudar el paso
arropándola en los bolsillos.

Del cielo… No sé qué traerte del aire:
quizá la boca de un verano que espera
descender el río para en el último puente
ser gaviota o mirlo y antes del
otoño o de otro escalofrío…
cantar

— ¿Qué has de traerme, padre, de los
dientes o de las uñas? — He de
traerte un cuerpo que te proteja de las manzanas,
un cuerpo dócil con sabor a jardín
para lamer en silencio la dulzura
verdíssima de sus lágrimas,
un cuerpo sin puñales ni ángeles
irascibles que griten
a las puertas de la alegría.

UNA DE BANQUEROS

  

A



ti qué te gustaría si pudieras ser mayor?

– Hombre, me pones en un apuro, pero si de verdad pudiera serlo, a mí lo que realmente me gustaría ser sería banquero.
– Mira que últimamente están muy mal vistos. No me extrañaría nada que llegaran a quemar alguno para escarmiento.
– Bueno, pero ¡¿y lo que disfrutan!?
– Claro, eso sí. ¡Disfrutar, disfrutan un rato!
– Sobre todo sabiéndose menú del día. ¡Estaría bueno! Llegas al corrillo de beatas y les dices, “¡Pónganme una de banqueros!”
– No tenemos. No nos queda.
– ¡Cómo que no tienen! Pero, ¡¿qué desfachatez es esta?!
– Verá, lo siento. El último se lo llevó una señora de Trujillo... Eso sí que daría rabia, eh?
– ¡Hombre! ¡Vaya que sí! Pero lo mejor de todo son los banqueros a la campestre, para las tardes de excursión, bien envueltos en una página de sociedad y con saborcillo a imprenta familiar y a titular reciente. Eso, entre las sombras de un pinar como éste, tiene que quedar como muy bucólico.
– ¡la lástima es que sea un poquito indigesto!
– ¡Hombre, no será tanto! Lo que pasa es que a usted todo le repite enseguida. Pero eso, con una buena cucharada de bicarbonato o de sal de frutas y unas cruces queda arreglado y santas pascuas.

[Los viajes entretenidos]
Badajoz, 14/02/1989