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l conductor le gustaría ser
minucioso y detallista, contar anécdotas graciosas que oyó repetir a alguien
que las había oído de labios de otros; describir arquitecturas y paisajes
humanos y poner muchos nombres de cosas y muchos nombres de personas.
Pero se pierde por los
intrincados caminos de la memoria.
A veces piensa o cree pensar en
el video y se consuela con no ser un Berckford o un Wraxall, o un... Por
ejemplo, ese señor al que recientemente le han dado el Nobel y que no le
apetece mencionar porque lo estima y ya me lo están manoseando demasiado.
Es muy suyo el conductor en estas
cosas.
También le gustaría ser
historiador, anecdotario, y un banco de datos, pero se le ocurre que de eso ya
hay mucho y sirve de bien poco. Así que prefiere seguir como hasta ahora y allá
los demás.
Lo que realmente le preocupa es que últimamente haya pocas mujeres que se introduzcan en el asiento de al lado para hacerle compañía. Eso sí es realmente peligroso, probablemente síntoma de cansancio o incapacidad para ramificar las manos y la atención.
[Los viajes
entretenidos]
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