D escontento divino
de los miembros que
no poseo
para ser gaviota en
tu vientre
de mar y trigales.
Por estas lecturas
tengo siete cabezas
y hablo los idiomas
arcaicos
de mil hombres y yo
mismo siempre.
Puedo enemistarme con
la piel de los manzanos
y ser el argonauta de
tu pelo
entre olvido y olvido
de los relojes y la
fauna imaginaria
de los años que me
restan.
Ya no escribo sin o
bajo las sombras
de un aguacero de
labios heridos
para calcular que el
amor camina
diez cuerpos delante
del mío,
que el oro que
alternamos
entre tus dedos y la
mirada triste
de mi esqueleto
familiar
no es otro anillo que
el sol quemante
de un lecho de
contactos
y la transferencia
desnutrida
de promesas e
ilusiones.
Mañana se repetirán
las sierpes de plata
bajo unos fragmentos
de pan adverbial,
pero la imagen de
esos recuerdos
no puedo dibujarla
más que detrás de la nuca
porque la huella que
supuro en la tierra
es la que no me
permite
pasear el futuro que
he dispuesto.
5/04/1983
Salamanca