La única
preocupación de hoy:
naufragar apenas
unos segundos
en tu ausencia
sin más
concesiones.
El resto del tiempo
crecer
hasta alcanzar la
estatura y
el peso de un árbol
centenario
(lo mismo da
una encina
que un laurel
proclamado sobre
la tierra).
Remar
sin horizonte,
sin reposo
sin alcanzar el
tiempo perdido
sólo a la deriva
o tal vez
una ingenua
estrella
a la derecha de
la mesilla
sin nada más
o tal vez
un despertador de
corazón opaco
sin imágenes, sin
música.
Soñar
que soy real, no
importa
si modelado
a capricho por
otra mano
de sombra mientras
las ramas
disfruten de
vestigios verdes
y la boca suave
del agua
pueda morder el
fruto
de nuestros
versos.
Diluirme
en cualquier página
en blanco como un
perfume
rimado o nostálgico,
pero
dulce, no agrio
ni salobre,
pura miel
apacible
totalmente exento
de impurezas.
Salamanca
14/01/2018