Ya he ido a
pasear al perro
y he visitado a
mi madre positivamente
sin meterme en
otra piel,
sin enfadarme con
la vida,
desechando
cualquier garganta violenta.
Descalzo voy
abriendo las manos
atónitas palpando
cualquier
grieta del
adoquinado
meciéndome apenas
con la ondulada y
silente
voluptuosidad de
las avenidas.
Salamanca
15/01/2018
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