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28 mayo, 2022

 Lentamente descubro

en tu piel desnuda

hasta qué punto no me pertenezco.

Repartido entre tus páginas

soy uno de mis versos olvidado,

sujeto a tu lectura

y al capricho del Otoño.

 

Otra gravedad me conserva

que la del aire que respiro,

otro camino me conduce

y otras riberas me persiguen.

 

Hace tiempo que el sol

nace en tus ojos

para tener verdes los atardeceres.

Hace años que no lucho

y hoy tengo los brazos repletos

de ti como una bandera

que crece con mi historia.

 

No hace falta que escriba

cómo desafías el viento

porque suspendes de mis labios

y soy el mástil de tus ondas.

27 mayo, 2022

 

Mi patria está en ti,

escondida mi bandera en tus senos

y en tu iris el himno silencioso

que besa mi garganta.

Como el aire no tienes fronteras

y como la brisa viajo a tu capital

con un pasaporte de susurros.

Eres mi casa vieja, mi solar antiguo

al que regreso desde todos los cardinales

porque aún no hay norte que te posea

ni sur que no te envidie.

26 mayo, 2022

 

Te llamas duda

porque te apadrino

entre interrogantes

vestidas de nácar

y desciendes de incógnitas

subterráneas como el beso

de un allegro luminoso.

 

Te llamas risa

de ese viento nocturno

que desemboca en tus ojos

y fluye en silencio

cada vez que tus labios

se hacen espejo de mi piel.

 

Te llamas Milagros

y eres la sorpresa

eterna de mi tacto.

25 mayo, 2022

 Hoy hay catorce velas

sobre tu lápida

y no sopla el viento.

Pero no temas.

Yo agitaré los ramajes

del árbol de los recuerdos

para que el sol no te queme

y abriré de nuevo

las ventanas de tu aniversario

sin que el llanto empañe

los cristales de la ausencia.

 

Ellos creen que no me acuerdo

y yo prefiero guardar silencio

inventando entre los dos

los secretos que nunca tuvimos.

 

Más tarde tal vez suba

hasta las gigantes escuelas

y te espere desorientado

en los estériles caminos.

 

Ahora voy a poner una flor

sobre tu viejo retrato

y después volveré a pasear sin ti

por estas calles que ya no te conocen

y que poco a poco me roban a mí.

24 mayo, 2022

CUALQUIER DÍA: AYER, POR EJEMPLO

 Yo no estuve allí

para detenerlos

y si hubiera estado

los pájaros de fuego

habrían robado mi piel

como vaciaron los museos

y despoblaron de risas

y sueños los viejos desvanes.

 

Aún escucho sus pasos

acallando los gritos

de los vientres abiertos,

el ruido de sus motores

irrumpiendo en las noches

de insomnio y agonía.

 

Es la huella del uranio

que sonríe en el asfalto

invocando impertérrita

el llanto de los metales,

que desciende por el arco iris

y desemboca en los muelles

poblando las velas

de pústulas y cultura.

 

Esta es la piedra maldita

que pregona los calendarios

y desayuna todas las auroras

con mis buenos días.

23 mayo, 2022

PIEL DE IMPOTENCIA

 A veces mi voz se eleva

como una gaviota distante

sobre esos mares del sentido

donde lloran los árboles

de metálico centro

y se hacen diminutos

los barcos de mañana

poblados de redes;

donde lagrimean especies

de ojos irritados

y la sombra alimenta

estribillos de silencio.

Entonces desespero y me oigo

como el eco lejano

de un hierro frágil y desconocido.

 

Ayer, hace unos instantes,

que tuve alas poderosas,

hubiera podido visitar

los muelles de otro cuerpo

y sobrevolar las salinas

donde maduran los círculos

que dibujó la caída de la palabra.

 

Hoy me detienen diccionarios

de índice tembloroso

y aprisionan pupilas

de pretéritas imágenes.

 

Quisiera no haber conocido

para no desear

sentir que un galope adulto

no es más que un eterno potro

soñando tiovivos sin aniversario

y pidiendo limosna a la prisa

para creer de nuevo en la Navidad.

 

Quisiera ser el incesto

de mi hermanada huella

y fecundar los caminos

de antimoral y lujuria,

caminar descalzo

por las manecillas del alba

y dormir tan sólo

entre las piedras y el cielo,

entre la risa y mi sudor.

 

Pero algún día he de volver

la pupila atrás

y entonces me horrorizaré

de los muertos que cantando

han resucitado y crecido

en la fuerza de mi tacto.

 

Yo no quería

                                    que fueran

de los gusanos sus ojos

ni de una silla de ruedas

sus últimos recuerdos.

Por eso recité todas las noches

sobre el lienzo de los cipreses

epitafios de revuelta

y maldije la muerte

y el progreso que los encerró

entre estériles de altos muros

y fecundos de surco abortado.

 

Pero, ¿y ahora?

Ahora me persigue

el hálito de sus quejas

y me acosa el llanto amargo

de sus amputadas súplicas.

¿Cómo decirles, cómo gritarles entonces

que soy piel de impotencia?

¿De qué modo convencerles

de que a mi vieja casa

le han nacido puertas y ventanas

cuando más escarchado

estaba el pedestal de sus ovarios?

 

Os he traicionado

                                               a todos,

herido con sangre y barro

el himno que me enseñasteis,

profanado los altares

que juramos al dios soberbio

y publicado los ritos

ocultos que la memoria privaba.

 

Deciros que lo siento

es renunciar a mi libertad.

Pediros cadenas y cilicios,

hambre y el filo de una estrella

sería tranquilizar el prurito

que me persigue las manos.

 

¡Vosotros sois mis muertos

y sólo con vosotros está la paz!

 

Me queda únicamente

transferirme a ti,

ocaso de olas y arena,

con bagajes etílicos

y amarillos espejos.

Y desde tu vientre sumiso

esperar mi alumbramiento

maldiciendo de la forma

a la que el barro me arrastra

y acuchillando tus senos dormidos

para que broten mareas altas

y me sepulten en tus muslos

entre mármoles de sueño.

 

Y si un día me agasajarais

con el retorno

dejad a la izquierda de mi cuna

un corazón de dinamita

para amar violentamente

el sexo de todas las babeles

que pueda albergar mi garganta.

 Raras veces

levanto la mano

y cuando las esquinas

abren los ojos

es para verme

                                    sorprendido

acariciando tu recuerdo.

 Porque soy débil

mendigo tus labios.

Y después de cada beso

puedo gritar y gritarme

que si así es la pobreza

quiero andar descalzo

entre los relojes

y vestirme de ti

cuando el frío me venza.

 

Porque me quieres

y lo callas sin ritos,

porque me mantienes despierto

y me naces todos los días

puedo y quiero ofrecerte

la flor de todos los sueños

que bajo mi pupila abierta

y desde siempre dormita.