Lentamente descubro
en tu piel desnuda
hasta qué punto no me pertenezco.
Repartido entre tus páginas
soy uno de mis versos olvidado,
sujeto a tu lectura
y al capricho del Otoño.
Otra gravedad me conserva
que la del aire que respiro,
otro camino me conduce
y otras riberas me persiguen.
Hace tiempo que el sol
nace en tus ojos
para tener verdes los atardeceres.
Hace años que no lucho
y hoy tengo los brazos repletos
de ti como una bandera
que crece con mi historia.
No hace falta que escriba
cómo desafías el viento
porque suspendes de mis labios
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