¡No hay día
siguiente!
Remamos con los brazos
llenos de ofuscación
mientras los ojos van perdiendo
lenta, desapasionadamente
aquella virgen curiosidad.
Sólo importan los caminos
más accesibles de la vida
y que esta travesía precaria
sea en breve memoria, pasado,
hipótesis marinas de
de un horizonte soñador.
Estas nuevas constelaciones
parecen augurar otro
infierno de la existencia.
Giran en sentido contrario
al mundo y con cada noche
que pasa hacen de mí
otro exiliado más.