Aquí se abre el
horizonte
hasta la Sierra
de Gredos
donde rapaces
descaradas acechan
cualquier palabra
que pretenda
explicar la
distancia.
Abro los labios
para decir
encinares,
espacio, transcurso,
y el único eco
que oigo
es piel y manos,
fruta y piel
como si todo tu
cuerpo
venciera este
equilibrio
voluble y sólo tú
fueras
naturaleza y
compendio
de lo que soy.
29/01/2018
Salamanca