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12 noviembre, 2021

ME DUELEN LAS ARTICULACIONES

En realidad no

me duelen

los pensamientos vulnerables

ni las heridas

del imaginario

esculpido en tantas horas

de atenta vigilancia.

 

Lo que me duele son

las articulaciones,

esas que se sitúan

entre las rigideces esqueléticas,

entre el principio

y la destrucción sin guadaña,

sin cuchillos ni desgracias

y abisman los versos

esenciales.

Salamanca

11/11/21

DUDAS EXISTENCIALES



Repentinamente una mañana empezó a preocuparme el que aún no hubiera pensado en que no tenía nada que decir. Al saltar de la cama, como de costumbre, desconecté la alarma del despertador, o tal vez fuera antes de poner los pies en el suelo. Y permanecí sentado en un extremo en vez de ir derecho al baño, ignorando la apremiante urgencia de mi vejiga llena, sintiendo como el frío de las baldosas iba comunicando a todo mi cuerpo una despejada
sensación de estar vivo. Pero a medida que el proceso avanzaba en sentido ascendente, esa misma sensación entraba irremediablemente en contradicción con la interrogante que tan de súbito se había instalado dentro de mi: ¿cómo era posible sentirme ser y carecer de funcionalidad? ¿No era la primera premisa la propia negación de la segunda y viceversa?
Sintiendo la sequedad amarga de las primeras bocanadas del cigarrillo (Celtas cortos) acumulaba argumentos en apoyo de la primera cuestión, pero al mismo tiempo me quedaba entre los dedos un calor tibio y un aroma a un no sé qué insatisfecho.
Al fin, esa misma mañana, frente al rostro idiotizado de aquel hombre que se afeitaba en el espejo con rápidos y precisos movimientos de Gillette y estúpidos estiramientos de piel, llegué a la conclusión de que el arte por el arte, en la cotidianeidad de los vulgares, es una abstracción, una utópica ansiedad icárica, un pasatiempo del que se alimentan los resentimientos.

Salamanca

Noviembre de 1986

11 noviembre, 2021

LOS OTROS

 


A veces me gustaría tener una “figura-padre” más propia, más mía, menos de otros. Pero esto es casi pedir un imposible. Sin embargo, aunque los recuerdos de los demás, sean en realidad un óleo falso para mí, permiten al menos apropiarse de su esencia, imaginar a partir de ella al héroe que hubiera tenido a los nueve, a los once años.
Pero aquí también se me atasca la marcha atrás… porque se me ha evidenciado el espectro de un machista portugués, sometedor de fronteras y mercaderes incautos.
Los otros.
Inevitablemente son ellos los dueños de ese ayer, los que a su antojo regalan rostros, nombres, capítulos que debieron pertenecerme, y que en realidad son sólo de ellos, de los otros.
Y así es imposible hacer honor a la verdad, porque aquellos dicen…
Estos cuentan…
Los de más acá solamente recuerdan….
Y al final… Yo lo escribo, añadiendo la última pátina de irrealidad.

Salamanca

27/05/1984

10 noviembre, 2021

EL CONEJO Y EL OVILLO DE LANA

 Resulta que es cierto, que uno tira del olvido de su yo consciente, de su ser más remoto y en un nebuloso desmadejarse se halla impotente (como un alfarero al que de repente se le hubiera cortado el suministro de barro, peor aún, las mismas manos), se halla incapaz, piensas, para moldear unos senos amamantadores, la sonrisa beatíficamente idiotizada de los mayores, los primeros placeres de la destrucción, o simplemente el primario orinarse piernas abajo.

Y entonces resulta que a tus veintiséis años en realidad tienes tres o cuatro menos, porque antes de tu preinserción en el mundo hay bien poco, sobre todo nada escrito (hasta ahora). Pero, como por arte de magia, un día Hélder se dio cuenta de que existían los conejos, los padres acechantes, las abuelas paternas y, sobre todo, los prácticos e imprescindibles ovillos de lana.

Lamentablemente el ubicador yo que escribe se empeña en situar la creación del mundo en los matorrales de las “Dasquellas”, un día soleado (¿por qué no?) y el alumbramiento pierde un poco de su dulzura evanescente, de su etérea pintura de interior holandés, aunque gane un poco de morbo y un algo se sensual encuentro tras unas zarzas ardientes.

A pesar de todo, debe provenir de esa primera consciencia mi afición por esos animalitos orejudos, ordinariamente grises, rabicortos y de extremidades desproporcionadas. Pero sobre todo no el amor hacia las abuelas que proporciona la seguridad de un regalo con un ovillo de lana atado a la peluda y suave patita, sino el amor hacia el ovillo mismo (que, juntamente con el conejo, es lo que ha sobrevivido en la memoria de los testimonios y de los afectos). Ese misterioso hilo huidizo por entre las patas de las sillas de paja, de las mesas, devanándose como un mundo que, a la vez que va rodando sobre sí mismo, se va haciendo familiar y pequeño.

Sé que algunas veces has pegado el oído a una de esas pelotas esponjosas para después hacerse maraña en alguna aguja de punto. Pero siguió siendo un misterio. Hay algo de temporal, presuroso y a la vez de antiguo en la metamorfosis de la madeja en ovillo, el ovillo en grilletes de incautos conejos. Quizá por eso, siempre que vuelves atrás, juegas inconscientemente con un hilillo suelto de ti mismo.

Salamanca

16/05/1984

DE DÓNDE VIENEN LAS PALABRAS

 [Para Hélder Cortés Ferreira]

©Julia Ferreira González

Las palabras vienen

de Oriente o de Occidente

en alfombras mágicas o en trenes

cargados de signos y símbolos

ordenados según ciertos

principios combinatorios.

Todas nacen en algún lugar donde

se sueña con los ojos bien abiertos desde

el primer instante y tienen en su interior

un puro torrente de historias y lo mismo

sirven para alumbrar y hacer visibles

los objetos que para mostrar el detalle

de los rostros y su condición.

                                                               A veces

Una piedra compacta, un granizo repentino

pregonan su condición común

de la fragilidad pero en el interior

de casi todas encontrarás

la luz

la quietud o el movimiento

más intrépido

la robustez de las sílabas

que vuelan hacia adelante

aunque a veces también sirvan

para volver al pasado en busca

de esos pequeños recuerdos.

Hay muchas palabras. Las hay

buenas y malas, pero las que yo

aquí te ofrezco melifluas y suaves

son como tu nombre, luminosas y llenas

de curiosidad.

Salamanca

11/11/21

INQUIETAS COMPLICIDADES

Este poema trata de nosotros

y de nuestras inquietas complicidades,

aunque semana a semana

tu vayas por mañanas diversas

y yo por tardes desiguales.

Nos sabemos mutuamente

y todo cuanto es dicho es

tocado por la fragilidad como

quien a oscuras se mueve por

un milagro exhaustivamente descifrado.

Nuestras manos son absurdamente

inocentes aunque quisiéramos

quemarnos los dedos en una u otra

despedida o cortés saludo.

No nos importan los dioses

aunque aprovechamos sus veleidades

y en los banquetes a los que somos convidados

comemos

y bebemos

el uno del otro.

09 noviembre, 2021

ANA LUISA AMARAL

 Ana Luísa Amaral_discurso

XXX Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana


ANA LUISA AMARAL-DISCURSO