Si puedo romper
los minuteros que te unen
al lecho del alba
e incendiar los ritos de tu infancia
tal vez esta brisa lejana
traiga entre sus raíces
algo más que palabras.
"La facilidad que tenemos de manipularnos a nosotros mismos para que no se tambaleen lo más mínimo los cimientos de nuestras creencias es un fenómeno fascinante". MURIEL BARBERY: La elegancia del erizo. Seix Barral, p. 117.
Si puedo romper
los minuteros que te unen
al lecho del alba
e incendiar los ritos de tu infancia
tal vez esta brisa lejana
traiga entre sus raíces
algo más que palabras.
Por el fresón de tus labios
he buscado mi mejor regalo
y llorado en silencio
el vacío de tus manos.
Por un instante tuve
un collar de lágrimas
y ahora me pende de la voz
un poema de dudas
mientras abrochas el mar
con tu pequeña huella
para que una caracola
En la lejanía
nunca habrá lobos
de piel metálica
porque el aullido
del hierro voraz
Porque no soy la causa de tu camino
pacto con los espejos distantes
para prender en mi retina
la arcilla que ha de regir tu huella.
Me desnudo del cuerpo
y lo abandono sobre la silla
como un traje arrugado
¿y qué me queda?
Tal vez gratitud
insomnio
vértigo
temblores cansados
y
dudas sin rostro.
Quizá añoranza
después
más
allá
un
poco más allá del frío.
Incluso sorpresa
o mejor
asombro