Devoré esta noche
tus fragmentos
y en algún instante
me visitó el ángel de las lágrimas.
Al amanecer volví
a sentarme a tu mesa.
Bebí apenas
los manjares de tu carne licuada
y a cada sorbo
hube de levantar los ojos
como tórtola que bebe
"La facilidad que tenemos de manipularnos a nosotros mismos para que no se tambaleen lo más mínimo los cimientos de nuestras creencias es un fenómeno fascinante". MURIEL BARBERY: La elegancia del erizo. Seix Barral, p. 117.
Devoré esta noche
tus fragmentos
y en algún instante
me visitó el ángel de las lágrimas.
Al amanecer volví
a sentarme a tu mesa.
Bebí apenas
los manjares de tu carne licuada
y a cada sorbo
hube de levantar los ojos
como tórtola que bebe
Araña
la ola
la piedra
roca o arenisca
de mar y agua y mar
con una insistencia
de monótonas crueldades.
Absorto dibujo
itinerarios de espuma
en un mar
azul y navegable,
sin barcos, ni sueños,
sin compañía.
Y bate en el mar una
ola y ciento de mar
terco mientras
se aproxima el horizonte.
El mundo está triste desde ayer
o desde marzo y a ti te sobran ocho
Inacabable
la música compleja
de tus silencios.