Devoré esta noche
tus fragmentos
y en algún instante
me visitó el ángel de las lágrimas.
Al amanecer volví
a sentarme a tu mesa.
Bebí apenas
los manjares de tu carne licuada
y a cada sorbo
hube de levantar los ojos
como tórtola que bebe
"La facilidad que tenemos de manipularnos a nosotros mismos para que no se tambaleen lo más mínimo los cimientos de nuestras creencias es un fenómeno fascinante". MURIEL BARBERY: La elegancia del erizo. Seix Barral, p. 117.
Devoré esta noche
tus fragmentos
y en algún instante
me visitó el ángel de las lágrimas.
Al amanecer volví
a sentarme a tu mesa.
Bebí apenas
los manjares de tu carne licuada
y a cada sorbo
hube de levantar los ojos
como tórtola que bebe
No hay comentarios:
Publicar un comentario