¡Yo nunca amé!
Soy un eterno regalo
para los ritos
de la ingenuidad
y un histórico acero
en la rutinaria
cópula
del placer sin
palabras.
29/01/1983
Salamanca
"La facilidad que tenemos de manipularnos a nosotros mismos para que no se tambaleen lo más mínimo los cimientos de nuestras creencias es un fenómeno fascinante". MURIEL BARBERY: La elegancia del erizo. Seix Barral, p. 117.
¡Yo nunca amé!
Soy un eterno regalo
para los ritos
de la ingenuidad
y un histórico acero
en la rutinaria
cópula
del placer sin
palabras.
29/01/1983
Salamanca
Publicar
irrealmente
que yo soy la noche
libertó las tijeras
de la carne
y sentí frío.
En vano
leeré el saludo
si no me entiendo la voz.
29/1/1983
Salamanca
Desperté a
la muerte
en el vacío de la tarde
y en un beso fugaz
le caía de los ojos
un trigal en ayunas.
29/01/1983
Salamanca
Huir vanamente de mí mismo
es tan sólo no
ofrecer la mirada
a la multiplicidad
indiferente.
Más tarde habré de
sonreír
a la comunión de las
buenas noches
y entre una cartulina
y un cristal
dejaré sentado el
beso de mañana.
29/01/1983
Salamanca
Vano
retorno
el de aquellos trajes
que ayer te distinguieron…
pues he crecido de una mujer amarga
y antes me viste una piel desnuda
que me distancia los ojos
el frío de un recuerdo
que jamás me perteneció.
29/01/1983
Salamanca
¡Si tuviera otra vez sesenta años
y no saber lo que hoy
sé!
Volvería a descansar
las imperfectas voces
y a caer en la
imposible
muerte de los
plurales;
y si recapacitar en
el triunfo
me aceleró la
ofrenda…
a tener las manos
vacías
para colmar
—mujer—
de nada tu mesura.
28/01/1983
Salamanca
Las mismas
piedras,
los mismos caminos,
¡todo es lo mismo!
Encumbrado a un remoto
mañana
me
repitió la muerte
el carmesí de una rosa
y en vano cerré los ojos
sin pensar que tampoco en esto
había nada distinto.
27/01/1983
Salamanca