De
frontera y olivos
los ojos son niñez y aceite
de senos cansados.
Huraño de tiempo
me vuelven las arrugas
y los brazos de lejanas páginas
donde estuvo mi cuna,
otra playa, otro hombre,
desde esta puerta
y estos caminos donde te despido.
Y álamos deshojados
que nunca fueron álamos
desde la raíz y los labios.
Entonces me encierro
y respiro aliviado
el aire que no es aire,
el sueño que nunca tendré.
Volverás a casa
enfermo de diciembre.
Aún no han dado las doce
y yo estaré aquí.
8/11/1983
Salamanca