¿Lo soy?
Tres versos huyen calle abajo
reflejándose fugaces
en los escaparates de las tiendas,
con los brazos abiertos
llenos de necesidad o sangrantes,
como cristos entregados
al vértigo de los elegidos.
¡Lo soy!
Mientras persigo su carrera,
mientras oigo su respiración
apresurada, su sangre
correr por el papel en busca
de un corazón inexistente…
hasta el final de la carne,
mientras escribo,
mientras releo,
mientras limo la aspereza
de una casi rima y…