Me desnudo del cuerpo
y lo abandono sobre la silla
como un traje arrugado
¿y qué me queda?
Tal vez gratitud
insomnio
vértigo
temblores cansados
y
dudas sin rostro.
Quizá añoranza
después
más
allá
un
poco más allá del frío.
Incluso sorpresa
o mejor
asombro
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