Júzgame
las ojivas
como ojales de llagas,
soliloquio encumbrado
al vértigo de la náusea.
Estas piedras flechadas en el cielo
dejarán seca tu garganta
con antiguos velos de humo
y gravedades ilegibles
donde el tiempo no transcurre
y hay mentiras persiguiendo tu voz
en una media noche de olvido.
Soy más antiguo a solas,
quizá totalmente desnudo
asesinando la niñez
frente a un espejo,
dejándome crecer los pechos
para prostituir la música.
Bajo estas piedras
ya no quedan mares de olivos.
El rencor es redondo
y mis manos son el número
de una antorcha pasajera
que invocara el diluvio.
…?
Salamanca
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