Déjame acariciar, mujer, tu vientre
y
sentir cómo arqueas la piel,
cómo
bajo el otoño amarillo
te
crecen remolinos y amapolas,
cómo
la vida te hierre los muslos
y
se esparce por tu contorno
un
aguacero sin nombre
pero
intransferiblemente nuestro.
"La facilidad que tenemos de manipularnos a nosotros mismos para que no se tambaleen lo más mínimo los cimientos de nuestras creencias es un fenómeno fascinante". MURIEL BARBERY: La elegancia del erizo. Seix Barral, p. 117.
Déjame acariciar, mujer, tu vientre
y
sentir cómo arqueas la piel,
cómo
bajo el otoño amarillo
te
crecen remolinos y amapolas,
cómo
la vida te hierre los muslos
y
se esparce por tu contorno
un
aguacero sin nombre
pero
intransferiblemente nuestro.
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