Para Teresa
Vicente
Quiero
vivir en París
sin
armas y sin pinceles
en
otoño o en primavera
y al
sol distraídamente
sonámbulo
pasear
por
plazas y bulevares
sin
rabia, sólo conmigo
y la
sombra de Teresa
tarareando
en francés
viejas
canciones sin tiempo
que
hablen de ti y de mí.
Y al
declinar la tarde
volar
pardalmente sobre
el
respaldo de sus hombros
y beber
un café solo
en el
callejón oscuro
de las
voluptuosidades.
Quiero
construir mi casa
definitiva
en lo alto
de la
Torre Eiffel y lejos
de la
gravedad de calles
y
plazas soñar un día
con
volar sobre tejados
y
chimeneas erguidas
y ver
sólo geometrías
en el
plano y en el espacio,
solo,
sin puños, sin dientes
inmisericordes,
solo,
como en
un exilio amable
disfrutando
del deseo
siempre
en el andén, siempre
aguardando
el equipaje
que
traerá tu sonrisa
bien
doblada como si una
secreta
marea blanca
y tras
abrirte los labios
o una
lágrima salobre
continuar
con la misma
sed,
con el mismo deseo,
yo más
absorto soñando
tu boca
recitadora
para
todos mis poemas
y la
ciudad siempre dentro
limitando
tu perfil.
14 de abril de 2016
Salamanca