15 junio, 2023
Tu cuerpo se retira
silencioso
de mi cuerpo
posesivo,
humilde
como
río enfurecido
que
volviera a su cauce
y
todo se torna
líquida
luz.
Mi
nocturna compañera,
quería
ofrecerte el acto puro,
desvelar
para ti el misterio
de
los almendros floridos en verso,
desmembrarme
en ti
como
un rompecabezas
y
volver al alba en tu forma
a
recomponerme.
Y
apenas me queda entre los dedos
la
opaca dádiva, el espejismo
de
mi poesía inerte.
8/02/1996
Badajoz
[El ángel metálico]
14 junio, 2023
Apago las noticias de las nueve
y espanto una abeja dolorosa
que se me entretuvo en la retina. Voy
a la ventana.
Sobre la estación la niebla
ha empezado a desdeñar el mundo.
Pronto llegará a la avenida,
se aproximará gris hasta el balcón,
desdibujando el precipicio donde a veces me acodo
para ver pasar desconocidos apresurados
que bajan al centro, hombres y mujeres
comunes, de los que puedo ver las nucas
agachadas, los senos prominentes, las nalgas rítmicas
—desde esta altura es difícil discernir las intenciones.
A lo lejos un hombre airado trae corriendo
la insurrección de los vivos y yo le saludo,
agito los brazos, le grito aquí, aquí
y él pasa de largo mientras las palabras me exceden en el
cansancio.
Y en esta cenicienta sospecha
no sé de qué evidencias me alimento.
Quiero tocar las aristas de Dios centinela,
encontrar a las siete de la tarde
en las calles un deseo para confiar
sin tristeza, sin horror, sin un hombre
cansado que sucumba de repente.
Aún en la ventana pienso en todo lo que
ignoro:
el
seno
que me alimentó cuando era pequeño
sus dimensiones, su blancura, su sabor,
su fertilidad o crueldad
al condenarme a esta dimensión exangüe
de animal silencioso que se siente racional.
Tampoco sé de dónde,
de qué remota alegría
surge esta materia de que me hago,
o qué órgano me devora y desmaya
y otra vez torna en sí mismo
inerte, exánime, a perseguirse.
Sé que el cielo es una nítida invención
—me he sorprendido muchas veces creyéndolo—
y por eso rezo y arrodillo el alma,
tal vez apenas la conciencia.
Grito de nuevo: aquí, Eh, aquí, aquí
por si aquel hombre hubiera vuelto sobre sus pasos,
pero apenas sin convicción y me dejo
llevar por el mismo y extraño ritual acodado
en la noche de ojos cerrados,
alineando en la niebla la vida banal.
7/02/1996
Badajoz
[El ángel metálico]
13 junio, 2023
Nos abrazamos
como dos seres
adolescentes
en primavera
naturales,
abandonados uno en el otro
como la luz en las sombras,
sin querer saber dónde el cuerpo empieza
y la noche acaba.
Nos besamos
como inexpertos
y en el temblor
de la voz ahogada
te vuelves hacia mí y me dices:
Yo que desde siempre he existido
ya antes de ser te amaba.
Soy capaz de entenderte y así
te lo digo y tú desconfías
porque la palabra nunca
te ha servido bien
cuando tan sublimes nuevas anunciabas.
Y me preguntas de nuevo si
te he de querer siempre
y si a los oídos me llega
todo el temblor que tienes
en los labios cuando me dices
que me quieres.
Ya
no puedo
decirte más. Apenas correr
en busca de papel y lápiz
para dibujarte la mirada
ansiosa y urgente
con que explico lo
Inevitable.
1/02/1996
Badajoz
[El ángel metálico]
12 junio, 2023
Esta mano son cinco dedos de amor
y
cuando por fin es tacto lo que te dice todo de mí
y
espero ver como te arrojas a mis brazos,
te
miras arrobado el propio cuerpo,
un
cuerpo tan humanamente carnal,
con
ojos humanos, ávidos, y boca humana, sedienta
con
senos erectos, codiciables, humanamente,
quizá
no tan joven como hubieras deseado,
pero
con un corazón dolorosamente vivo,
un
cuerpo con el que poder darme la mano
o
un beso de despedida, y no una simple anunciación.
Un
cuerpo con el que puedes poseer otros cuerpos,
aunque
me horroriza pensar que quieras, ya,
ver
pasar amantes por tu memoria.
No
soportaría no saber si sentiré
odio
o envidia, humanamente tan humano.
En
realidad no quiero que nadie sepa lo que sientes.
1/02/1996
Badajoz
[El ángel metálico]
11 junio, 2023
Desnudo y nevado
embriagándote de luz
un incendio que apenas
es una palabra y sólo te licúa
la mirada
navegas
inseguro
por el íntimo de mis ojos,
ocre imagen regalada
a la inocencia,
ángel incoherente.
He echado sobre mis hombros
la responsabilidad horrible
de saber que no eres hombre
aunque en ti el verbo se demora.
¿Qué rosa fría
me has dado a besar?
¿Qué ave grita en lo alto
de la ciudad mientras me extiendo
en el amor, el oído
bien pegado a un seno jadeante
y los dedos aferrados
al otro exprimido?
En la carne rendida
recojo de la noche el rastro
sanguinolento, ángel modelado
por mí en lienzo de verbo,
y desangrándome en latidos
llamo.
Nadie
me responde,
apenas tu blanca belleza en demasía.
Entonces te levantas y vas
a la ventana a sufrir las estrellas
como agujas despiadadas,
por un instante arrepentido,
traspasado por el horror de una conciencia ajena,
ante el túmulo de la noche como una virgen
arrodillada apacentando el amor acabado.
Así distantes y firmes
una pequeña llama con algunos puntos suspensivos
nos amanece en los cuerpos descuidados.
1/02/1996
Badajoz
[El ángel metálico]