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17 junio, 2023

 

Escribo mi nombre

el que me pertenece desde siempre,

el mío, con el que soy

ante el ojo inquisidor de los demás,

con el que me llaman y respondo:

sí, soy yo

en este intrincado laberinto

del que se evaden los naranjos

recién regresados de la frontera.

Traigo palomas blancas para inmolar

y un cordero prometo, blanco

en este papel confidente,

frutos urbanos que nadie ha de recoger:

los hombres de este milenio

no beben sangre, se alimentan

de la precariedad de casi todo,

de la mezquindad de los caminos

y tal vez del aire, quizá

sea este calor de invierno

fiebre, o locura…

Sí, soy yo

hábilmente convencido

de este placer de la inutilidad,

con un inconformista dolor al hombro

buscando un pretexto para una conversación.

1/05/1996

Badajoz

[El ángel metálico]

16 junio, 2023

 

Quería decirte

que porque tengo manos

y las siento cuando te toco

deseaba ser de agua

para evitar lavarme,

pero el invierno

se ha instalado en casa

con su perenne diluvio.

 

No obstante voy

a dejar aquí escrito

que no sólo lo esencial redime,

y aunque mañana despertarás

en la desilusión de todos

los días iguales,

este es el verso verdadero,

el que puede contarte

de la inutilidad

de los objetos, de los animales,

del mundo mismo

que semanalmente me secuestra

y abandona de ti.

 

Que vengan, imploro, cada noche

tus labios a visitarme

como dos granadas abiertas,

que descanse tu serena lengua

en mi boca, tus órganos nocturnos

en la espesura de la alcoba

encadenen y desgasten

la sobriedad de los metales,

que el tiempo duele violento

tan variable, tan escaso,

tan material, tan luz

con la que me destruyes.

8/02/1996

Badajoz

[El ángel metálico]

15 junio, 2023

 

Tu cuerpo se retira

silencioso de mi cuerpo

posesivo, humilde

como río enfurecido

que volviera a su cauce

y todo se torna

líquida luz.

 

Mi nocturna compañera,

quería ofrecerte el acto puro,

desvelar para ti el misterio

de los almendros floridos en verso,

desmembrarme en ti

como un rompecabezas

y volver al alba en tu forma

a recomponerme.

Y apenas me queda entre los dedos

la opaca dádiva, el espejismo

de mi poesía inerte.

8/02/1996

Badajoz

[El ángel metálico]

14 junio, 2023

 

Apago las noticias de las nueve

y espanto una abeja dolorosa

que se me entretuvo en la retina. Voy

a la ventana.

                              Sobre la estación la niebla

ha empezado a desdeñar el mundo.

Pronto llegará a la avenida,

se aproximará gris hasta el balcón,

desdibujando el precipicio donde a veces me acodo

para ver pasar desconocidos apresurados

que bajan al centro, hombres y mujeres

comunes, de los que puedo ver las nucas

agachadas, los senos prominentes, las nalgas rítmicas

—desde esta altura es difícil discernir las intenciones.

 

A lo lejos un hombre airado trae corriendo

la insurrección de los vivos y yo le saludo,

agito los brazos, le grito aquí, aquí

y él pasa de largo mientras las palabras me exceden en el cansancio.

Y en esta cenicienta sospecha

no sé de qué evidencias me alimento.

Quiero tocar las aristas de Dios centinela,

encontrar a las siete de la tarde

en las calles un deseo para confiar

sin tristeza, sin horror, sin un hombre

cansado que sucumba de repente.

 

Aún en la ventana pienso en todo lo que

ignoro:

                        el seno

que me alimentó cuando era pequeño

sus dimensiones, su blancura, su sabor,

su fertilidad o crueldad

al condenarme a esta dimensión exangüe

de animal silencioso que se siente racional.

 

Tampoco sé de dónde,

de qué remota alegría

surge esta materia de que me hago,

o qué órgano me devora y desmaya

y otra vez torna en sí mismo

inerte, exánime, a perseguirse.

 

Sé que el cielo es una nítida invención

—me he sorprendido muchas veces creyéndolo—

y por eso rezo y arrodillo el alma,

tal vez apenas la conciencia.

 

Grito de nuevo: aquí, Eh, aquí, aquí

por si aquel hombre hubiera vuelto sobre sus pasos,

pero apenas sin convicción y me dejo

llevar por el mismo y extraño ritual acodado

en la noche de ojos cerrados,

alineando en la niebla la vida banal.

7/02/1996

Badajoz

[El ángel metálico]

13 junio, 2023

 

Nos abrazamos

como dos seres

adolescentes

en primavera

naturales,

abandonados uno en el otro

como la luz en las sombras,

sin querer saber dónde el cuerpo empieza

y la noche acaba.

 

Nos besamos

como inexpertos

y en el temblor

de la voz ahogada

te vuelves hacia mí y me dices:

 

Yo que desde siempre he existido

ya antes de ser te amaba.

 

Soy capaz de entenderte y así

te lo digo y tú desconfías

porque la palabra nunca

te ha servido bien

cuando tan sublimes nuevas anunciabas.

 

Y me preguntas de nuevo si

te he de querer siempre

y si a los oídos me llega

todo el temblor que tienes

en los labios cuando me dices

que me quieres.

                                    Ya no puedo

decirte más. Apenas correr

en busca de papel y lápiz

para dibujarte la mirada

ansiosa y urgente

con que explico lo

                                               Inevitable.

1/02/1996

Badajoz

[El ángel metálico]

12 junio, 2023

 

Esta mano son cinco dedos de amor

y cuando por fin es tacto lo que te dice todo de mí

y espero ver como te arrojas a mis brazos,

te miras arrobado el propio cuerpo,

un cuerpo tan humanamente carnal,

con ojos humanos, ávidos, y boca humana, sedienta

con senos erectos, codiciables, humanamente,

quizá no tan joven como hubieras deseado,

pero con un corazón dolorosamente vivo,

un cuerpo con el que poder darme la mano

o un beso de despedida, y no una simple anunciación.

 

Un cuerpo con el que puedes poseer otros cuerpos,

aunque me horroriza pensar que quieras, ya,

ver pasar amantes por tu memoria.

No soportaría no saber si sentiré

odio o envidia, humanamente tan humano.

En realidad no quiero que nadie sepa lo que sientes.

1/02/1996

Badajoz

[El ángel metálico]

11 junio, 2023

 

Desnudo y nevado

embriagándote de luz

un incendio que apenas

es una palabra y sólo te licúa

la mirada

                        navegas inseguro

por el íntimo de mis ojos,

ocre imagen regalada

a la inocencia,

ángel incoherente.

 

He echado sobre mis hombros

la responsabilidad horrible

de saber que no eres hombre

aunque en ti el verbo se demora.

 

¿Qué rosa fría

me has dado a besar?

¿Qué ave grita en lo alto

de la ciudad mientras me extiendo

en el amor, el oído

bien pegado a un seno jadeante

y los dedos aferrados

al otro exprimido?

 

En la carne rendida

recojo de la noche el rastro

sanguinolento, ángel modelado

por mí en lienzo de verbo,

y desangrándome en latidos

llamo.

                        Nadie me responde,

apenas tu blanca belleza en demasía.

 

Entonces te levantas y vas

a la ventana a sufrir las estrellas

como agujas despiadadas,

por un instante arrepentido,

traspasado por el horror de una conciencia ajena,

ante el túmulo de la noche como una virgen

arrodillada apacentando el amor acabado.

 

Así distantes y firmes

una pequeña llama con algunos puntos suspensivos

nos amanece en los cuerpos descuidados.

1/02/1996

Badajoz

[El ángel metálico]