Como si mi casa ardiese
en mitad de la noche,
vais acudiendo con
vuestros
versos romanos
sin saber que no
quiero
ni poetas, ni
historia,
ni agua.
Dejad que ardan mis
ojos,
que la ceniza inunde
la impura invención
de los espejos
y un espectro de
sombra
se adueñe del mundo,
de este infierno
perdurable.
19/05/1988
Salamanca
[El ángel metálico]