01 junio, 2023
Él insiste. Remontamos
el
mortal trayecto por
ríos
de arena. Aquí
descansa
el
llanto
de
los beduinos
el
pie que pisa
una
túnica de sombras,
la
espina que desgarra
el
pétalo protegido,
la
rosa insensible
y
el alacrán desterrado.
Pero
aún hay
bultos
que
me siguen,
un
remolino de cosas
y
me llueven dunas
torrenciales.
Finales 1990/principios 1991
[El ángel metálico]
31 mayo, 2023
Le presento aún
un
incendio
de
mechones por los hombros
desnudos
de
la madrugada, la noche,
del
día entero...
Un
pecho
que
es un seno,
el
agua
la
tierra
el
fuego
asomado
a las manos
y
una inmensidad de
trigales,
una
sima,
una
espiga, todas
las
espigas.
¡Qué
amarga locura!
¡No
hay grietas en el hierro,
desconoce
y es difícil
la
metáfora
en
movimiento que ría,
goce,
sude, que
humanamente
tema
y
ame.
Así
he
cerrado
los ojos
al
entendimiento
y
ultimado el equipaje.
Finales 1990/principios 1991
[El ángel metálico]
30 mayo, 2023
Desciende el ángel
metálico de las nubes
y planta su filo
en la esquina de la
noche,
dejando detrás
de sí el silencio,
el roer
de las máquinas
escurriendo,
engranando
los dientes en mordeduras
y horas. Allí
saludo su venida
y ensayamos
una pequeña nada
un pequeño agitar,
una nada de alas y
levedad. Me resisto, se me
resiste
la carne en vocablos
y en súbitos cuerpos de mujer
que van, que
vienen al amor
aplacado,
tras un pie
que pisa sus senos
caderas de sombra,
su túnica cálida,
exacta.
Me pesa la añoranza,
intento
decir mientras crece
imperturbable
la insidia del luto
y un abanico imprevisible
cae
mostrando el color
avellana
del pezón distraído
de una mujer que pasa.
Finales
1990/principios 1991
24/01/1996
[El ángel metálico]
29 mayo, 2023
LA MUJER REVISITADA
Busco en el corazón la columna
vertebral de esta mujer sentada
y en los ojos el símbolo
de un bárbaro
fulgor que en la pupila
delata la inutilidad de la poesía.
Incluso para aquellos
cuya piel acaricia
y quema con sudor.
Aquí un recuerdo de fuego
y leche me repone
y en un frágil instante
me devuelve las fuerzas adormecidas
mientras caminamos
por estas calles frías con el lento
propósito de reencontrar una estrella,
de averiguar por qué lodazales
y vericuetos serviles,
por qué barbaries
el predestinado camino
cedió la victoria al vacuo
soplo de un cuerpo infeliz.
Ella me dice
que se ha casado en las montañas,
yo le cuento que he envejecido
mes a mes viendo
como por entre los dedos
se me escapa una abyecta
sospecha de eternidad
y los funestos
confines de la muerte.
Ahora, frente a este café,
ambicionando redescubrir
las raíces de la felicidad
le confieso y aviso
-antes de despedirnos-
que la vida toda es de palabra
y como en llegando este adiós
al justo filo de los labios
ya habrá el salitre cavado
otros surcos, otras hendeduras
sin que aún estemos a punto
de entrar en el reino de los poetas.
18/01/1996
Badajoz