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01 julio, 2023

 

Esta es la virtud de un poeta

sin mañana, sin noche, sin días,

página a página conquistando

la incerteza de un futuro

en el que pocos creen,

asomándose al viento y al recelo

de una nube mecanografiada.

 

¡Yo no escribo palabras como disparos!

Salpico, apenas, los ratos libres

de hormigoneras voraces.

Es verdad

que también me sobrevuela

a veces

una oropéndola de canto infatigable,

palomas que se dejan seducir

y acuden al festín de la muchedumbre.

 

También quisiera saber dibujar

y no soy capaz de hacer una encina nudosa,

un abeto oscuro, un roble abrazado

por el musgo, un haya

en casa de un amigo.

Apenas cadáveres de árboles cercenados

que no gustan a nadie,

catalpas vulgares y plátanos

cuya sombra es odiada por todos

los de los primeros y bajos.

 

Reconozco que mi poesía

a veces también es así, como

una cámara que registra sin piedad,

y antes de poner la fecha

como cualquier enamorado

en la corteza del papel

acaba lloviendo

ácidamente

sobre mi corazón.

8/10/1996

Badajoz

30 junio, 2023

https://drive.google.com/file/d/1SIFUr0O8l8xylHLXOqMW0rxR4On1vEFR/view?usp=share_link

 

De lejos, flotando en la neblina,

una ráfaga de lluvia llega del oeste

con tu argumento repetitivo.

 

Me hurtas el sendero que camino,

me extrañas las veredas y no reconozco

la belleza ungulada de estas palmeras agrestes,

extravías mis cartas, los poemas que te envío,

cuelgas el silencio de mi aliento tembloroso

o pasas un muro lamentable sobre

los mensajes que te grabo cada noche.

 

¿Será que en su fervor estridente mis labios

han herido tu corazón materno?

¿Será que mi voz, desafiando la propia mudez,

ha rasgado el preludio de una agonía mordaz?

 

No es cierto que en mi mano de Dios hallarás

la calma —no puedo prometerte piedad—,

pero tal vez mis versos te digan

que transito feliz por ninguna parte

haciendo variaciones sobre la soledad,

que en mí impregnado conservo

tu olor celestial, y náufrago de ti

tenso el arco que nadie puede

                        y disparo:

 

¡Quisiera siempre gemir contigo!

7/10/1996

Badajoz

29 junio, 2023

 

Mientras fuera ruge la voz plural

de la muchedumbre, de príncipes ebrios, hartos

de naufragar en un mar de senos rodados

como guijarros y pedregales,

te propongo un anochecer diferente:

 

Mira por la ventana como si nunca

la ciudad se hubiese detenido

en la pupila de las gaviotas

y esparce por todas partes el misterio

de las cosas inacabadas;

esculpe en el cristal que te refleja

la mentira de no ser para ellos,

la certeza de que no hay destino,

ningún tapiz es un enigma resuelto;

 

y en tu disciplina incesante, rigurosa,

teje diligente, teje el tiempo que sigue,

teje como si nunca hubiera habido relojes,

no dejes de tejer mi retrato

de amante abandonado en Ítaca.

7/10/1996

Badajoz

28 junio, 2023

 

Sobrevivo sujetando la locura

con una mano, un seno opalino

que guardo, entrevisto, de la última despedida

y a la deriva en esta negrura atroz

busco

un sol que naufrague violento

sobre el agua y su persistencia,

un cuerpo, una paloma, un olivo,

un Ararat monte donde encallar,

un Jafet promiscuo, otra mujer,

antes que mis versos exhaustos

olviden tu piel de carne apetecible

o como llegar a un oriente salvador.

 

Nada es indudable, ni siquiera

lo que recuerdo de épocas más fervorosas,

la comunión de ser mis ojos

rompiendo la piedra, palpando

las cicatrices que tu pie va escribiendo

camino del altar, tan cerca

de mi sufrimiento.

                                               ¡Cuánta pretensión!

¡Cuánta maldad la de los hombres,

la tuya, Ángel o Ángela mujer

sobre la tierra!

 

¡Ya no acudo al trabajo puntualmente

he vuelto al exilio de la escritura,

a una muerte incierta

y me abro camino devorando

piedras de continuo sangrar!

 

¡Consuela, a veces, ver que continúan

de pie los últimos naranjos

                                                            y yo!

2/10/1996 - Badajoz

[El tiempo de la amargura]

27 junio, 2023

 

Compruebo una vez más que esta explanada

es la misma llanura vacía de siempre,

que más allá del puente y del Guadiana

no hay más que puente y río

y lentamente cierro la puerta y abro

una infinita lejanía.

                                               ¡Ya no peso, ya no

soy! Cruzo el día como una nube alada

en pos de la calidez contenida de la nostalgia;

sueño que atravieso la ciudad,

que sobrevuelo la Alcazaba tan callado

como la muerte desdeñando

esas mujeres hechas de miel oscura,

de placer oscuro, de cuerpo oscuro,

de necesidad negra, y siento

que sería capaz de subir al cielo,

a tu casa solar más alejada y coger

con mis manos líricas el arrepentimiento de tus alas,

tu gesto de azucena y metal.

                                                           ¡Quiero

de ti una mirada, una sonrisa, un desdén!

 

Con este dolor que me punza el recuerdo

no tardará una lágrima en herir

la sólida presencia de los objetos

y podrá este suelo beberme vacío

ahora de todos los cuerpos,

erguido de las ruinas a la paz que no encuentro.

 

¡Quiero en ti el vestigio de la última huella,

la suciedad odiada de los vertederos,

la célula herida de la penúltima plaga

y no el espejismo del Dios de los hombres

esculpiendo en tus pechos abiertos

el principio de las prohibiciones,

poniéndote en las manos la antorcha

que dispara este juego y extravía

diez deseos, la contradicción

de caer de pies sobre ti humillando

cada verso.

                        ¡Pídeme lo que quieras! ¡Frota

diez veces más la luz dura que anhelaste!

¡Esta vez no hay paraísos

que lamentar! He pagado el alquiler

otro mes y si lloviera, tanto, de más

que los caminos sobrevinieran anegados,

dejaré mi mensaje en esta botella

para que puedas adivinar mi rumbo

y sepas que es verdad que hay mar

                        y volver.

1/10/1996

Badajoz

26 junio, 2023

 

Llamo, imploro hasta resquebrajarse la aldaba

y desgastar la paciencia de la madera

y no respondes porque muerto te entibias

en el caos opaco de la última justa.

 

¿Y si en vez de mi voz fuera

una mujer llena de abismo,

un hombre de eterna inocencia,

un recelo, un recuerdo

el que llama a deshojarse

silenciosa tu sonrisa?

 

Estoy en el camino.

Si fuera preciso habría de cruzarlo

a pie, a caballo, en barca, en prosa,

sin dar tregua a la impaciencia

ni asueto al reventar de la ira.

 

¿Y si en vez de mis pies fueran

unas manos opalinas

las que te acercan y me aproximan,

las que nos agregan

y unen a nosotros mismos

y abrazados cayéramos de rodillas?

25/09/1996

Salamanca

25 junio, 2023

 

Después de la agudeza lacerante de este tren aullador

el amanecer es un escalofrío, un negro vórtice

del que regreso

                                    a la casa donde nací, a la propia lengua,

siempre oculto en el vientre de este fiel

sabueso de la naturaleza que persigue,

olfatea, indaga, acosa, hostiga la ciudad

desde sus caminos enjaulados.

 

Recorro sin rencor las ruinas de estas piedras,

también sin cuidado, y a la sombra de una higuera

el canto de una calandria, como una leve

mano posándose en mi pecho, trata de desgarrarme

las tiránicas imágenes de otros días.

 

Subido sobre el muro de la indiferencia

recolecto higos, no del todo maduros,

para el vicio de mi madre.

Acabamos de poner flores sobre el túmulo

de Antonio, de plástico, y froté sin convicción

el mármol del que no salió ningún fósil

inquieto y corrosivo.

                                               Soy yo otra vez,

aquí, escuchando los recuerdos que otros

guardan de mí. ¡No son los mismos!

 

Por esta calle inclinada subía mi yo los días de escuela,

por esta calle se fue en busca del exilio y el grito,

por esta calle asciende ahora la escritura de un hombre solo

viendo sobre la negrura del asfalto vendimiar

un racimo de… alas, quisiera decir,

si aquel canto que se oye es otra vez de alondra

y fuera verdad que desde su refugio solar

vigilara mi fuga, como ángel de la guarda

siguiera mis pasos.

 

                                               Cruza el día una nube alada,

espejismo apenas tenue de ritmos desnudos,

como si descalza pasara por mi lado y dijese que ya es la hora

de esconder el horizonte. Es ahora cuando

reparo en que los postigos están repletos

de un gentío al que reconozco una y todas

las arrugas, que arriba y abajo pasean en ameno

coloquio el resto del pueblo y trato

de llamar la distracción de los transeúntes

para, en un resto de abyección,

despedirme de todos

y regresar al poema.

25/09/1996

Salamanca