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01 abril, 2023

 

De nuevo esta concubina menuda

de ojos de arlequín

y pechos puntiagudos.

 

Otra vez esta femenina

y atroz luminosidad deprimente

—como una daga confabulada—

se abre camino en la noche.

 

Con las pupilas pegadas al cristal

va encendiendo sus poros

de una suavidad marfileña, marmórea,

clamando sedienta

de interiores, de hogar

íntimo, de soledad.

Se acurruca sensual

—puerilmente lasciva—

y la magia de la virilidad

de escritor y explorador ambicioso

pugna con la amargura y la repulsión.

 

¿Abrirás hoy la ventana

a su obstinada y mordaz

carne apedreada de tantos?

¿O te hundirás en tu desordenada mesa,

sordo a sus súplicas,

ajeno al llanto y las disculpas?

 

Un reloj con lóriga y lanza

asesta otro golpe

al tiempo fiel de tu entereza.

 

Pero, ¿y mañana?

¿Seguirás resistiendo

esta agresiva exhibición de burdel?

13/02/1988

Salamanca

[El absurdo libro de la ciudad]

31 marzo, 2023

 

Quiero ahondar

en la amorosa oscuridad

de los jardines viejos,

guardián vigilante

en los esqueléticos ramajes,

aire ventisquero

en el polvo del adoquinado,

surtidor tibio de frescura

en las noches de Agosto...

 

Y sorprender furtivo

el oleaje de caricias

que lame la galería

de enredaderas.

 

Cuando la nuca cálida

de los gigantes de hormigón

se abalance sobre los setos

recortados y las tulipaneras,

regresaré a la ciudad

con una sensación deslizante

y un acopio de ternura

para enfrentar los días

de sueños ociosos y estériles.

12/02/1988

Salamanca

[El absurdo libro de la ciudad]

30 marzo, 2023

 

¿Qué genio del dolor

paseó sus ardientes,

espesos labios,

por estas voces soleadas?

 

Una letanía

se ha apoderado

de los diccionarios

y de las letras,

como si un cuchillo

de grises amapolas,

torturante,

hubiese dibujado

una pausa,

un desgarro,

una herida labiada

en los diálogos

y en los silencios.

 

Se me han escapado

los rostros y las máscaras

de este álbum

sepia y antiguo,

hollado por algún jinete

del Libro Ultimo

de la no esperanza.

 

Me está urgiendo creer

ser capaz de apretar,

de prender la luz

para disipar un sueño.

7/02/1988 _ Salamanca

[El absurdo libro de la ciudad]

29 marzo, 2023

 

El hambre no crea mitos,

sólo sueños hambrientos.

La arquitectura no crea hombres,

sólo paganos dioses

materialistas y triviales,

desapercibidas sombras

de convenciones cotidianas.

¿Y nosotros?

Nosotros inventamos

el hambre de la arquitectura,

describimos los sueños,

rompemos la norma

de estas jaulas de plata y vidrio.

¿Quimeras?

Sí, y vientos,

nieblas,

espejismos

y tormentas

como un espasmódico temblor.

Y, al fin,

reposas la cabeza

sobre el vientre azucarado

de la página,

ignorante aún

de las inminentes

preocupaciones maternas.

24/01/1988

Salamanca

28 marzo, 2023

 

Tomo los remos

de los acontecimientos tranquilos

y bogo en una ciudad pequeña

de oscuros ventanucos,

como una versión infantil,

lejos de los brillos niquelados

y de los cadáveres cautivos.

 

Introduzco por entre las grietas

del hogar una intuitiva

luz de quinqué solitario

y sorprendo el abrazo,

la ansiedad agónica,

la súbita descarga

de los deberes nocturnos.

 

Espiar a la naturaleza,

el triángulo fluorescente

por donde asoman montañas rosadas

y una abundancia de juventud

es un mal menor,

una depravación de la impotencia

de este solitario confinamiento.

6/01/1988

Salamanca

[El absurdo libro de la ciudad]

27 marzo, 2023

 

¡Ay, escozor del deseo

                                                marchito

entre vasos de papel aplastados!

 

¡Ay, estallido de rabia

en la espalda desnuda,

herido por esta mujer

como una sábana mojada!

 

El más antiguo crimen

acerroja tu poema

                                               ¡ay!

y dispara sus versos

a otro coito sin alma.

3/01/1988

Salamanca

[El absurdo libro de la ciudad]

26 marzo, 2023

 

En el absurdo libro de la ciudad

he leído brazos y herramientas de enanos,

su diabólica destreza

para cubrir de un aura fría e irrespirable

este claroscuro de sonrisas y ceños fruncidos;

 

Senos como mundos depravados,

prometidos espejismos que se alejan

dejando un doloroso latido en la ingle;

 

Esqueletos de álamos quemados

sombreando sin sombra

la prisa delirante del cemento;

 

Manchas de flores azules

cautivas sobre el suelo pardo;

 

Impacientes y locuaces alimañas

enfilando el tiempo en dentadas bocas subterráneas;

 

Ecos de árboles y pájaros

entre el humo lanoso y el tránsito.

 

Y a pesar de todo

seguimos adorando la lectura.

29/12/1987

Salamanca

[El absurdo libro de la ciudad]