Para Sofía
Duermes
en una audible sonrisa,
en una tierra hecha de cielo
y yo quisiera para ti
un cielo más alto.
Pero en este amor dormido
amorosamente alejado
querría dos alas blancas
para volar a tu lado.
28/05/1988
Salamanca
"La facilidad que tenemos de manipularnos a nosotros mismos para que no se tambaleen lo más mínimo los cimientos de nuestras creencias es un fenómeno fascinante". MURIEL BARBERY: La elegancia del erizo. Seix Barral, p. 117.
Para Sofía
Duermes
en una audible sonrisa,
en una tierra hecha de cielo
y yo quisiera para ti
un cielo más alto.
Pero en este amor dormido
amorosamente alejado
querría dos alas blancas
para volar a tu lado.
28/05/1988
Salamanca
Noche tarde,
inaplazable
heraldo de los
pecados
que oculta
mi vulgar amada.
Perdida entre los lirios
de la oscuridad de
una ventana
manuelina
voy a dejarte en
penumbras
como una Biblia
exfoliada
esparcida por el
barro,
como un faro de
gritos
al que se aferre tu
nombre
antes de que sucumba
el último candelero.
27/05/1988
Salamanca
[El absurdo libro de la ciudad]
Este amor,
esta secreta complacencia
de soterrar los versos,
de apagar las luces
y las manos rugosas
en una capital de furores...
Este fustigar las palabras
y las fatales leyes
que rigen las piedras
y las gentes...
Este desatino común
es una tristeza intangible
meses, días, años de ternura
guardando un cabello de mujer
que serpentea en la almohada.
26/05/1988
Salamanca
[El absurdo libro de la ciudad]
Las manos
las mías
las otras,
unidas como palabras
dementes
heridas
mordaces.
Todas las manos
y ningunas funcionan.
La carne
mi carne
los cuerpos
llagados de cizaña
de manos
atroces
mezquinas
cerradas.
Todos los cuerpos
y todos fustigados.
Las voces
mi voz
las otras
caligrafías ajenas
clamando
naufragadas
roncas
mudas.
Todas las voces
y ninguna de piedra.
El amor
mi amor
y sólo Ella,
que abre los caminos,
que no concluye,
que florece los despiadados puños
para cruzar entre los despojos
rodeada de versos y palmas.
25/05/1988
Salamanca
[El absurdo libro de la ciudad]
Siete lunas fatales
anaranjan
la noche,
desatentas,
descalzas.
Siete
lunas inútiles
por
el breve tedio
de
una meditación.
Y
todo sigue en calma
y a
oscuras.
Aunque
sólo existiese
una,
afilada, soledad
de
miembros desnudos
la
misma hoz amarga
de
amargas interrogantes
segaría
sus pechos
de
inútil luna paseando.
25/05/1988
Salamanca
[El absurdo libro de la ciudad]
En un azul
astral alarido mudo
mi sueño te ha de encontrar
al agitarse de un crepúsculo
antiguo.
Pero, ¿qué hora maligna,
qué sobrio encanto
más allá de mí
atrasa este dormir los ojos,
esta externa somnolencia?
En una sombra
de sombras adormecidas
veo el grito violento,
el deshojarse silencioso
de ser yo siempre
el que está despierto.
25/05/1988
Salamanca
Pasar sin detenimiento,
ir siempre en el verbo,
ir delante, ir detrás,
ser ojos de extraño,
perder ciudades,
perderme cerca de mi
o alejado ser infiel regreso,
de puerta en puerta
ausente en cada recelo,
sin nada mío,
sin nada que nos perteneciese.
¡Estar lejos de todo,
sin parar!
22/05/1988
Salamanca