20 julio, 2023
LA COJA DE REGULARES MARROQUÍES
Solo en
esta sala
miro hacia el final de la cuesta,
hacia lo indefinido
por donde ha de bajar
aquella coja airada de todos los
días
con las manos pobladas de
aspavientos.
¡Toda la calle es un dolor de
piedra,
un gemido, una angustia,
y cuando ella se apoya en el
enrejado de esa ventana
reclamando del hierro el aliento,
la firmeza para doblar la esquina,
puede verse el abismo que se abrió
entre mis ojos y sus pasos.
Cuando al mundo exterior
abro esta ventana,
todo se revela disforme,
como si fuese la sombra de una
mujer
la que pasase sobre mi modo de
mirar
la vida.
¡Hoy
se retrasa!
¡Todo es perfecto aún en su dureza
de piedra, en este imposible
universo!
Espío la cima de la calle
y añoro ya este momento trémulo aún
no revivido
en que inevitablemente
sufriré viéndola bajar el
adoquinado.
Me pregunto el por qué
del gesto absurdo que mi mano
derrama
si no hay coja ni gente simbólica
que saludar.
Me consuelo, justificando que
recibo
de antemano la frescura
de las mañanas en que llega
y desde esta esquina de la mesa
en que mi pie agradece el cálido
rayo que lo entibia y acalla
vuelvo a alzar la mano
como si despidiera un barco
en las tranquilas aguas de algún
ensueño.
Concentro la atención en la lectura
de unos versos nocturnos y cuando
yergo una rima que no me
desagradaba,
allá viene ella.
Surge
con la impronta
de los viajes imposibles y antes
que otra vez la pereza me impida,
alzo la mano y ya estoy saludando
su modo irreal de aparecer y
partir.
¡Así me entristece la piel
esta coja de Regulares Marroquíes,
y cuando no para en aquella verja
sólo me queda un gran vacío en la
mirada!
6/11/1996
Badajoz
[El tiempo de la amargura]
19 julio, 2023
El costado
busca la lanza
mientras una nube se desgarra
y recojo espanto
en el regazo dolorido.
Una voz atronadora
me pide otro poema
y yo quiero acabar, pero
me resisto
y por eso esta noche
quiero contarte
por dónde he andado
treinta y tres años en tu busca.
Yo,
poeta,
me confieso,
como en un autorretrato
sin espejo, viajero de poca fe,
por el cielo que habitas:
entre palmeras y naranjos
ausente,
entre el Guadiana y el Tormes
navegante sin rumbo,
entre tus alas
y tu sexo indefinido
ajeno
a las nuevas del mundo.
Yo que en ti
me persigo,
que en tus brazos soy casi todo
sin que la sangre del mundo me
conmueva,
fuera de ti soy casi nada,
tal vez incluso nada
y todo me duele y amarga.
Yo que por la mañana he recorrido
los trigales y mojado las huellas
en
el llanto de la escarcha,
por las noches no he podido llorar
intentando transformar las sombras
en un beso,
tu beso de nieve y metal.
Bajo la bóveda de este destierro
detesto la flor del azahar;
ni la jara endulza
el espacio violento que nos separa.
Así he pasado por la tierra,
nueve años con sus noches,
huyendo de las travesías
gracias a mejores
y nuevas circunvalaciones,
como un torrente nocturno
ajeno a la sed humana,
hasta consumarme en viajero amargo
en este otoño sombrío,
casi masculino,
casi tristeza,
Eternamente.
6/11/1996
Badajoz
18 julio, 2023
Tu voz penetra mi corazón de sal
y espero la noche
frente a la ventana.
¡Esta serenidad que
invade la certeza
de saber que también
para otros la vida
fue igual de difícil;
esta
comunión repentina
de los cuerpos que
transitan la ciudad
con la totalidad del
mundo;
este aliento
incendiado
que se derrama por la
intimidad
de la alcoba y
enturbia
lechosamente
la serena soledad de
mis huesos…!
Despreocupado
Liberado
Libre
siento una alegría
infantil.
Veo pasar a la
muchedumbre
y no la llamo.
Permanezco
en la ventana
sin renunciar a mí
mismo
ni a seguirte amando
con engañosa
autenticidad
y creo ser feliz.
Amo las cosas,
tal vez ame la idea
de las cosas
y a personas
o sólo
la idea
de personas, la
imagen
pura y simple
de un gesto
abandonado en el tiempo,
desgastado por dulces
ojos irreprimibles.
Amo
y prolongo el ardor
de amar inseguro,
tal vez perdido
en la confusión de la
carne.
Ni siquiera
la descomunal
violencia
que se agolpa en los
racimos de uva
apaga tu voz,
ni el mundo
fuera
es capaz de invadir
esta calma redonda,
esta harmonía divina.
Ya van llegando
puntuales
las luciérnagas
de neón
y en su mensaje
descubro
un labio indeciso: es
la tierra
prometida, la
serenidad rugosa
del olivo emergiendo
del agua
y del pico de Paloma
asustada
bebo el aceite ritual
y pongo el mar a tus
pies.
5/11/1996
Badajoz
17 julio, 2023
Este frío
ácimo devoro
y con paciencia quiero
ver cómo se yergue,
cómo asciende por el río,
por los dedos y navega
las arterias,
las
calles
apaciguadas
la voluptuosidad
y
el miedo
de no poder más…
Comulga
acaricia
fieramente mi corazón
y flores de escarcha cubran tus
manos.
Entonces recuerdo,
me abrigo el alma
y me preparo
para pasar el invierno
llorando por ti.
29/10/1996
Badajoz
16 julio, 2023
Miro
la casa
que tu miras
y ya no
es la casa que veo
sino la casa
que ves
y habitas.
Mis ojos
anémicos y prominentes
ven
transcurrir las estaciones:
un invierno agrio
una primavera seca
un verano invernal
un seco otoño.
¿Será que la vida es
una locura o voy
yo
siendo
el retrato
de un hombre agonizante?
Vuelvo a mirar.
Desde los reflejos de la sala
vienen inhumanas noticias
de los hombres,
escombros profundos,
abismos
abiertos en las fachadas,
aceras ardiendo como
protestas sangrantes,
vertederos como glaciares
que avanzan
hacia el centro
y pasan por ti
con una señal
fría
sonriente
de eternidad
oculta bajo los párpados.
Miro y sé
que a pesar de cada cena
retrasada
y del asco y el
remordimiento
hay niños
que mueren
sin
lágrimas,
hay ojos
que penetran
sin entender,
ángeles quizá
imperturbables
que imponen silencio
¡Y todo me penetra
el alma
después del cuerpo!
Así traspasado
por estos gritos impasibles
me olvido de la muerte
y comienzo
de nuevo a revivir
mis versos nocturnos
antes
que el dolor
de este camino
me encallezca el corazón
y sea incapaz de ver
la casa
que ves
y habitas
y donde te absuelve
mi frágil humanidad
mi humana paciencia
mi humano amor.
29/10/1996
Badajoz
[El tiempo de la amargura]