17 agosto, 2023
ANIMAL SCRIPTIONIS
Mañana peregrino vago y errante
galoparé por las palabras
con paso bruto
de
caballo indómito
y en la violencia de la violencia
asaltaré tus pensamientos
para reconciliarme con tu propia memoria.
Tal vez me digas que no son modales,
o, incluso, que es indiscreción,
soberbia, y que no respeto
las virtudes de la fragilidad.
Yo sólo podré pedirte perdón
por los destrozos y decirte
que las indecisiones del tiempo
sobre las rocas y el hierro
han propiciado este hermoso desorden.
¡Yo no
quiero
desoír
la sinfonía de los elementos!
¡Quiero
uncir
a sus poros
los últimos hilos frágiles
de la civilización actual!
¡La palabra escrita evocará
el nacimiento
del
misterio
y del silencio!
¡La
palabra
evocará la piedra,
recreará
el hierro,
la
carne
y
sus señales!
¡Es este un alfabeto
de prodigios
para la comunicación universal!
18/12/1996
Badajoz
16 agosto, 2023
AFRODITA DORMIDA ES VENERADA POR EL POETA
Tus senos
reposan durmientes
como un
fruto esperando
ser
recogido.
En el
interior mágico
de una
mano tal vez te despojes
de tu
envoltorio vegetal y terrestre
y te
enseñes como diosa desnuda
descendida
a la tierra de los hombres.
Aquí,
ante las palabras
que
encaminan
las
primeras
horas de
la madrugada,
no quiero
la
serenidad deseable
que otros
anhelan.
No quiero
la
reorganización
del
desorden del mundo.
No
pretendo
la
seducción
de las
piedras y de los monumentos
antiguos.
¿Qué sabría yo,
común
mortal,
del amor
y de sus manifestaciones
si no
hubiera besado
tu cuerpo
e invadido
tus minuciosos hábitos de vida?
18/12/1996
Badajoz
15 agosto, 2023
LO QUE HOY TENGO PARA CONTARTE
(A Paloma
González Prieto)
Te miras
en el espejo
y una vez
más no te gusta
tu pelo,
una diminuta
arruga en
el extremo de la sonrisa
o el
reflejo de un pensamiento rápidamente
desdeñado.
No es este
un cristal mágico
que
refleje lo visible o invisible que te rodea,
sólo lo
que reconoces de ti misma.
Le haces
un guiño cómplice a la mujer
reflejada
y das media vuelta.
Por la
noche, vestida de negro,
eres un
opaco tejido, y vas
a los
lugares donde alargan la cabeza,
mediáticos
y consumibles, centenares
de
bohemios repentinos, gente
que tal
vez tampoco le guste su pelo,
que tiene
amores, odios y pasiones,
hombres
anónimos transportando consigo la vida.
Pero eso
no te perturba y tú bebes
un cáliz
de Rueda y te obstinas en defenderte
del
futuro, aunque no perteneces al mundo
de los
incrédulos.
A veces
vas al cine o a algún concierto,
pero el
espectáculo que vives por dentro
entre
equilibrios y desequilibrios
no apaga
el brillo de una ausencia
corporificada
y el fluir
de las horas y de los días
cincelan
en tu humor ese antiguo
temperamento
conservado hasta el más diminuto detalle.
A la
salida buscas
un
café y una explicación
tal vez
inmaculada, o apenas cenicienta
y otra
vez entre la muchedumbre eres
pasajera
fortuita de un vacío
bello e
inquietante.
¡Una
vida así
es una
vida de interiores!
Incluso cuando
te apoyas en una mesa
de café
frecuentado y la camarera se demora,
entiendes
y perdonas, y el libre
y lúdico
reposo de los muslos
a la
vista de todos regalado
es un
gesto consabido que delata
el pudor
de las emociones.
Tu rostro
se oculta en metáforas
propiciatorias
del destino
al que volverás el lunes,
y si de
repente un grito agudo intenta profanar
el centro
de una antigua montaña
que se
hurtó a tu memoria
y que ya
apenas se revela en tus sueños
evocando
un cuerpo ausente,
ese
cuerpo con voz violentamente enmudeces.
Así
vences los fines de semana.
Así
rescatas una convivencia
que prima
por su objetividad.
Así
traspasas el límite
temporal
de uso y te conviertes
en una
heroína frágil,
sin
olivo,
aunque a lo
lejos
amenace
continuar este diluvio.
18/12/1996
Badajoz
14 agosto, 2023
BÉSAME OTRA VEZ, AMOR
Nuestras escenas de amor no transcurren
en Casablanca, ni nos despedimos
en un aeropuerto, y la única canción
que se repite en el piano nada
tiene que ver con los recuerdos.
Nosotros nos amamos en nuestra casa,
sobre la mesa de la cocina, la misma
mesa en que consagras los alimentos;
nosotros nos amamos arrojados
en el suelo como formas
líquidas en busca de un recipiente,
y por los meandros de la casa,
perdidos en los límites habituales,
campeamos desnudos por las cosas
y bajo nuestro peso los objetos cambian
de sentido.
Abrimos
los ojos
a la ausencia del paisaje
como si mirásemos tras la ventanilla
del metro un túnel oscuro y veloz,
y nuestra casa es la entraña del movimiento
como podría ser una catedral
y tú y yo la religión que en sus altares
se propaga.
Por
las hornacinas,
en las actitudes difusas de los amantes,
nos reconocemos en infinitas variaciones
y no nos agotamos en nuestros cuerpos derramados.
Tenemos como estímulo el desafío
a los objetos adormecidos
y por todos ellos vamos arrojando
la violencia de los movimientos,
el espasmo.
Incluso
después
de abiertas las ventanas al aire matinal
de la ciudad, de furtivo sentir
cómo un hálito de muchedumbre
profanó los zócalos recónditos
por los que desnudos pisamos,
la presencia sensual de tu cuerpo
en mi cuerpo se halla contenida
en todos los objetos palpitantes,
en el espacio despojado de la luz
frágil,
de
una fragilidad sumisa,
casi abandono.
Los
domingos
me arrodillo ante ti y abrazo
tu boca como un relicario
en el que deposito el sabor, el tacto,
los sentidos, la deliciosa mancha
de las substancias prohibidas, como
si el sacrificio de un cordero.
Sabes que a la mañana siguiente
voy a partir y que no me gustan
los reencuentros breves. Por eso
te pido que me beses otra vez.
Y en nuestra violencia de adultos
la casa se reconstruye desmesurada y paciente.
17/12/1996
Badajoz