Translate

24 junio, 2023

 

Adormecí al vaivén mudo de los raíles

y he recordado un tacto mendigo

que como una luz inútil

quisiera penetrar el secreto opaco

de tu íntimo pudor.

Lo recuerdo perfectamente porque abro los ojos

y tengo la sensación de ya en sueños

haberlos querido abrir.

 

Frente a mí una chiquilla de diez años

naufraga insistente el castaño de sus pupilas

en el sobresalto enjaulado de mi piel

y devuelve al mundo mis sentidos.

 

Es tarde y comienza a faltar la luz,

quizá por culpa de la lluvia.

Por un momento pienso que no debiera

haber lluvia, ni sombras, ni la inocencia

de esta niña, porque en poemas similares

la amargura transporta los mismos sinsabores,

las mismas sombras, idénticos corderos limpios.

 

Viajo la noche como quien lleva un regalo

al mejor amigo y trae en el corazón

la metafísica dolorosa de perder con el regalo

entregado el deseo

de dar y darse.

 

Y así no digo nada a esta niña

y dejo la palabra entregada a su suerte,

mientras bajo los párpados como un telón en el último acto.

22/09/1996

Salamanca

23 junio, 2023

EL TIEMPO DE LA AMARGURA

 

Emprendo este extraño y secreto viaje

fingiendo que nada ha sucedido

mientras la rosa de las horas

esparce su perfume nocturno.

Es verdad que por la mañana

hubo trenes en todo momento.

También es verdad que me da igual

que alguien piense en un adiós batiéndose en retirada.

La gente a veces piensa de manera brutal

y el corazón les gesticula en un espejo imaginario,

febril, creyendo haber hallado la sonriente

oportunidad de vejar a un poeta.

 

Simplemente me voy ahora,

cuando los andenes son apeaderos

venidos de la pereza y no hay

tras las ventanillas bocas

de pescado abigarradas

como los cuadros del Bosco.

 

Otras muchas veces emprendí travesías

en el anochecer, escudriñando en los carruajes

un atisbo de placeres carnales, delirantes,

y viajé a ninguna parte y de allá volví

despeinando mujeres con una coraza en el pecho.

Alguna vez un pájaro de sangre estilizada

pasó violento bajo la ducha voluptuosa

de un surtidor de gracias desnudas,

pero sus ojos eran ciegos

y su plumaje ceniza, pavesa infortunada.

¿Qué estigma podría haber barruntado,

qué delación mi piel, —si ese mismo pájaro

me sobrevolara en este instante—,

habría de gritarle como bestia acusadora?

 

Sencillamente ando, corro, peregrino

eternamente a ninguna parte

y en cada muelle nuevo y en cada nueva

ciudad devasto con un verso acerado

mi deseo de perseguirte.

 

¿Derribo tus estatuas y no han de creerme?

¿Aniquilo tu memoria y no es suficiente?

 

Ya he conocido muchas mujeres como tú,

muchos hombres, muchas piedras

como la vida, si en ella creyese.

¡No soy un griego antiguo asombrado

por dioses y héroes! ¡No me aturde

una paloma, o una docena como lenguas

sobrevolando esta ciudad llena de miedo y cicatrices!

 

Buenamente me evado de este solitario

confinamiento, mudo de casa y de traje

para que la muchedumbre no salga a mi encuentro

y en un puño de sombras imprecisas

me impida transformar esta ausencia

en el sereno luto de las palabras.

18/09/1996

Salamanca

[El ángel metálico]

22 junio, 2023

 

Comienza el tiempo de la amargura:

A esta hora ya declinante

despierto solo, sin ti a mi costado doliente

y algo me atraviesa, de súbito

se torna ausencia absoluta

y yo abro los brazos y sangro

como un cristo crucificado.

 

Miro por los ventanales como la lanza del día

va en su cenit y saco a la calle

la voz exasperada y sin pudor grito,

pido, ruego, suplico, imploro.

No me importa usar las habituales palabras

ni ofrecer a todos un espectáculo miserable.

 

Salgo a la calle, desnudo en pos de las últimas súplicas,

demandando en la transparencia de las puertas

el íntimo rumor que precede a tus alas.

 

Y desespero.

                                    En la angustia descubro

que soy capaz de estremecerme,

que me conmueve esa falsa adolescente

con su diábolo rojo frente a las escalinatas de San Juan,

que me turban los transeúntes en fiestas,

de semblante alegre y un instante generosos.

 

Me siento a su espalda, bien frente

al sombrero que reclama en silencio y aún vacío

y apoyo la cabeza en la piedra

como si fuera tu regazo.

Voy sosegando al tiempo que me reconcilio

con todos los que miran la función

o mi desnudez, tanto da.

 

Una niña se acerca a saltitos

y deposita, ¿cuánto? Después viene otra

y antes de que todos huyan calle abajo,

aquél de la barba que con la mano

en el bolso acariciaba la duda de un café

paga lo que miró y se aleja sin volverse.

¡Da rabia mirar hacia atrás!

 

Deshecho el corrillo, la falsa adolescente

y yo nos reflejamos en el escaparate de los grandes almacenes.

Me ignora con descaro mientras recuenta

una a una las voluntades.

 

Voy hasta el Liceo. En la mano

derecha arrugo un papel que alguien

se ha empeñado en darme.

Entro y camino por la plaza

de esta ciudad sombría.

Miro sus cuatro lados y pienso

que mi casa no tiene menos

nieblas que esta ciudad invernal.

 

Busco arriba, no tu presencia,

como podría sospecharse que querría decir,

sino sólo la altura, la liberación de la piedra,

y veo pasar una nube desabrida

y en su lomo la idea de un domingo a solas.

 

¡Ojalá tuviera esta mano que levanto

otro dueño que por mí iniciara el tiempo,

desgarrara ese cirro adverso

y sobre este paisaje abrupto y hostil

derramase el sabor nupcial de la lluvia!

 

Contemplo el puño en alto, apretado,

mientras la rabia me refresca el alma,

cómo clama, como arroja reproches,

más de silencios hechos que de palabras

y después vuelvo sobre mis pasos,

me digo que sin ninguna nostalgia,

pero las escalinatas de San Juan están vacías

y en el suelo únicamente una moneda diminuta

por la que nadie se agacha

y que da una melancolía discreta a este final.

13/09/1996

Salamanca

21 junio, 2023

 

No eres hombre

mujer no eres

tan sólo un pedacito de cielo

adormecido. Pero no es verdad

que los peces te mutilasen o tal vez

las prisas de Isis y no

puedas ahora masturbarte

con las palabras habituales

que ya no ofrezco en el confesionario.

 

¡Tampoco aceptaría la penitencia

de inmolarte este sagrado mosto!

 

¡No pienso volver a sentarme

en las escaleras de tu templo

allí donde el precio del sudor humano

es más barato que el sudor animal!

 

Rechazo la vaguedad

indigna de un ser superior

y en este verano que ahora

llegó violento, proclamo

ser tu enemigo más cruel,

el que ha de recorrer

cada noche tus sendas secretas,

devastarte el deseo

hollarte la sed

del tiempo purificado.

 

Todas las cosas murmuran

misteriosas revelaciones:

Tú eres

un silencio de presagio

que cubre la ciudad,

la noche que se hace noche

¡qué pensamientos!

¡qué miedos!

¡qué desdenes!

 

Yo soy

el fundador y destructor

de los imperios del mundo

la piedra inminente

bajo la cual

el letargo de la carne

¡qué vestigios!

¡qué señales!

¡qué huellas!

evidentes de haber sido amado.

30/05/1996

Badajoz

[El ángel metálico]

20 junio, 2023

 

Huyo de este inquieto insomnio

rasgado aún por fragmentos apenas

imágenes insensatas

y en la ventana me inclino

desmesuradamente abierto al aire

como cuerpo ahogado que volviera

a la superficie.

                                    Miro sin ver

el rumor vago de la lluvia

y sin pensar apagarse los tejados,

sofocado de silencio, y abro

todos los sentidos

como si no hubiera oído bastante del mundo,

este que de nosotros se ríe injustamente.

 

Desde los barrios más lejanos

apenas se adivina una pulsación inaudible

y otra vez el silencio que se derrama

desde las calles más altas.

 

La ciudad es como si no existiera,

como si una mudez universal

triunfase sobre las diarias tareas rituales.

22/05/1996

Badajoz

[El ángel metálico]

 

19 junio, 2023

 

Desde otras páginas

me reclaman inacabados

pedazos de ti

y yo me entretengo

en inventarte desnudeces nuevas

en las que clavar los ojos

y la madera:

 

tus pechos son un mar oval,

a él llegaré al alba

agotado, herido, pero feliz;

 

tus manos un grito redimido,

ante su aviso plegaré mis velas

y entretendré las olas con antiguas rimas

hasta ablandar los espinosos roquedos;

 

tu espalda el caos más profundo de cada instante,

en ella me afianzo y aprieto los muslos

y con atabales y clarines proclamo:

 

este ahora río que dentro de ti

corre, invisible, es el mundo

que quiebra a toda la gente.

En él sumerjo esta palabra.

¡Ojalá ella te hiera

solemne la carne

como si dijera cuchillo,

daga o rayo que anhela

beber y ser bebido.

 

¡Él aspira al regreso!

¡Yo tan sólo a esta incansable devoración!

Febrero de 1990/21-05-1996

Badajoz

[El ángel metálico]

18 junio, 2023

 

Nada es real:

te encuentro y te pierdo

en las mejores palabras

que no escribo,

en las mujeres que amanecen

en mi mano después

de dormidas,

en el sexo triste y manual

de fórmulas para ahuyentar

las horas de insomnio.

 

Esta noche de vinagre

oscuro puedes

entrar silenciosamente

en el corazón de mis versos, arañar

las pequeñas inverdades,

los secretos y misterios

que otros guardan en armarios cerrados.

 

Yo sí,

te ofrezco la vanidad

de los temores, la apariencia tenue

de mis deseos al mismo tiempo

opacos y transparentes,

los murmullos, las miradas, las risas,

objetos impúdicos que pierden el sentido

jadeando imparables, amarrados a mí,

dúctiles como una luz

que del cielo

fatigada

cae.

 

Felizmente no soy capaz

de despreciarme a mi mismo.

Febrero de 1990/21-5-1996

Badajoz

[El ángel metálico]