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12 noviembre, 2023

Agosto ya casi ha triunfado!

 

Agosto ya casi ha triunfado! Cada

día me desvelo más temprano precediendo

a la luz y al cántico triunfal

de los gallos para encontrar en las violetas

del amanecer lo que los años no han querido

dejar en mi corazón.

                        Hago recuento.

Está el mar y su rumor de avenidas

transitadas - Qué ironía cuando la

civilización se apodera incluso de los

ruidos del amanecer.

                        Hay una gaviota

sin norte que se dirige… ¿adónde?

 

Una toalla azul.  Cuatro sillas de plástico

verde. Mi coche rojo cinabrio

de los últimos años, los

prados - nadie me creería si dijera que

atacados de un cruel otoño castaño-.

Hombres, mujeres y niños dormidos

a mi alrededor pero acechantes y Vasco

Graça Moura crítico mirándome fijamente

desde la portada de su libro algo incómodo

por la luz y la demora del fotógrafo. Y Eloy

Sánchez Rosillo en la oreja de las cosas como fueron.

Ah, y el último cilicio pedagógico de cómo

pueden elaborarse las especificaciones de un examen.

Alzo la vista hacia el horizonte.

Ya no hay violetas en el cielo

y a mi alrededor sólo queda la conciencia

de los objetos que un instante prendieron la atención

y sus formas opacas sin interés

engullidas por los contornos de la mesa,

la toalla, las sillas de plástico, el coche…

Y me quedan también el recuerdo de

la gaviota sin norte, los libros, el deber

y la fidelidad -¡Hoy no voy a posponer más

este capítulo!- y la convicción

de haberme dado con todas

mis energías a la práctica de este pecado.

 

17.08.2005

Cabo de Oyambre (Salamanca

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