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12 agosto, 2023

LA SABIDURÍA Y EL CRECIMIENTO

 

(Para Sofía Ferreira González)

 

El mundo amanece siempre igual

con su mezcla de reinos y sus puras

señales de horror y espanto

y tú te sientas a desayunar despeinada

con los ojos atravesados por peces,

tal vez hadas o sus fórmulas,

mientras extraes de un haya madera de mesa

la resonancia musical de las flores que maduran.

 

Comes la fruta o la representación

simplificada de una manzana.

                                                                        Bebes

la leche, o el líquido del que dudas

por ser blanco y real,

masticas y masticas y masticas

porque es imprescindible el monótono

mordisco del crecimiento

y todo es objeto de tu omnívora curiosidad.

 

Por la tarde te escucho sentada al piano

verter en mi casa la melodía

de una ternura confusa

y en un fragmento de éxtasis

vuelvo a verte en los brazos de Olivia

diez años atrás.

                                                Entonces me levanto

y vuelvo a besarte en la urgencia

de recrear los agostos transcurridos,

y anoto por los calendarios la víspera

de mi cumpleaños en que vienes como regalo.

 

¡Sé quererte!

¡Estoy convencido!

Y soy capaz de perdonar tus maneras diferentes

de olvidar lo cotidiano y olvidarte

porque para ti no existe.

Es apenas un modo de disfrazar otra fantasía.

 

¡Ahora quiero apenas acompañarte

y ver cómo creces

sin perder

tu sabiduría ingenua de niña!

 

16/12/1996

Badajoz

11 agosto, 2023

PARÁBOLA DE UNA VIDA PRÓDIGA

 

(Para Ángela, mi madre)

 

En tu memoria casi perdida

de lugares y personajes lejanos

una mujer posa los pies

en una aldea del fin del mundo

sembrada de piedras agrestes.

El amor te rodeaba la cintura

y te llevaba a un paraíso cruel.

 

Pasó el tiempo y pasaste

el invierno abrigándote

del futuro cercano con unos troncos

de roble y tres hijos que iban

haciendo de la rutina un universo

camuflado de orden y de candidez.

Y en su ritmo diario y repetitivo

las columnas de humo engullen

el horizonte  y hacen de la dimensión

de la tierra que habitas un banal

espacio sofocado, un patético

lugar, un llanto en el paisaje.

 

Es entonces cuando la muerte,

como un pecado heterodoxo

deja huérfanos a tus hijos

y a ti cansada y confundida,

incapaz de entender el vacío

y el absurdo de una vivencia extenporánea.

¡Y lloras!

 

                                    Las lágrimas

que laceran tu rostro joven

quiebran la homogeneidad del espacio

y por fin tienes fuerzas para huir.

 

Los primeros años nunca

te mostrarás exhausta o confusa.

¡Sólo después añorarás el sufrimiento!

 

Es entonces cuando me pides que te acompañe

a mi pueblo.

                                    ¡Y allá vamos!

 

Por el camino entreveo

una mujer abriendo la puerta

del cementerio y arrodillada

frente al pasado reconstruir

la parábola de toda una vida.

 

¡Y la esperanza!

 

17/12/1996

Badajoz

10 agosto, 2023

REFLEXIONES SOBRE LA POESIA Y LA MENTIRA

 

Mi gato pardo se acurruca sobre el alféizar de la ventana,

frente a los naranjos que no puede ver.

Junta las patas y posa el rabo sobre ellas en un gesto

casi mimo y se deslumbra con el universo

y con todas las apariencias intraducibles.

 

Mi gato pardo, observado desde la calle,

es un voyeur ponderando el caos

fabuloso de las imágenes. Y la gente pasa

y dice: "¡Mira un gato mira en aquella ventana!"

Y es en ese instante en que la aproximación

posible a la verdad podría hacer de

frase tan estúpida un axioma irrefutable,

cuando el transeúnte se convierte

en una antorcha más para esta hoguera.

 

Un gato pardo no necesita

tener una historia

para tener una espina dorsal.

 

Un gato pardo es una coherencia

intrínseca, existe apenas como

gato y poema con los ojos

clavados en la luz o en la nuca

de aquella Monalisa Joven que mi gato

sigue hasta desaparecer tras la esquina.

 

Detrás de la fachada del cinismo

mi gato pardo tiene la piel rosa

como si carne quisiera, pero en este aspecto

es un gato repulsivo y los niños

y las adolescentes no se pararían

en la calle, o si parasen,

dirían con toda probabilidad:

"¡¿Qué es aquello que hay en aquella ventana!?"

 

Por eso mi gato pardo, que es un gato

hecho de contaminaciones y frases

atrapadas al vuelo de un viandante distraído,

disfruta del placer moroso de asomarse

a la ventana con su abrigo pardo

y se queda quieto, a caballo

entre la pintura y la fotografía.

 

Lo más inquietante para los que pasan

es saber que mi gato mira

con su genio singular y visionario

y temen que un día en vez de decir

"miau", reivindique

un nuevo estatuto para los gatos

y acabe lanzando desde su alféizar,

como si un foro, una diatriba

contra esta sociedad teatral y corrupta.

 

Mi gato pardo bosteza de aburrimiento

pero abre tanto la boca, que es fauces,

y la gente ve la posibilidad de sentir miedo

y alguien se atreve y exclama: "¡Parece

un tigre!" Es entonces cuando yo,

instalado en mi sillón, tiemblo

y pienso en el horror de la vanidad y del orgullo,

porque intuyo prolongarse el tedio

y la boca desmesurada del gato admirado

y creo adivinar como crece

esta voluntaria confusión de códigos.

 

En esta posición insólita

se derrama sobre la muchedumbre expectante

la esencia que le da sentido, su esencia

de gato que se bastaba a sí misma

sin mayores preocupaciones

y ya no es posible

separar el gato del pardo,

y cada vez se aprecia más lejos

la música secreta que se desprende

de sus ojos invisibles y cada vez

la verdad surge más poliédrica.

 

11/12/1996

Badajoz

[El tiempo de la amargura]

09 agosto, 2023

NO HAY NARANJAS DULCES...

 

No hay naranjas dulces

o la nocturna pureza de los niños

dormidos en mi existencia. De repente

tengo las manos atravesadas por

la espesura de la carne que

como un guiso oloroso

va invadiendo la voluntad de escribir,

todas las grietas, de un límite sin límites.

¡Es una fatalidad que embriaga!

¿Sería un descuido, aquel descruzar

las piernas y regalar en el sexo

atrevido, apenas entrevisto,

una representación fugaz

del paraíso para tentar a las humanas

criaturas? El poeta

va envejeciendo con el paso de los años

y su mano comprende la voz de la belleza

y que toda ella está en la proporción y

en las visiones inocentes de otro tiempo

que a veces la memoria rescata y pondera.

Luego, sobre el armazón de un verso

semiescondido, semirrevelado,

dibuja un cuerpo y dentro un espíritu

que es espíritu del cuerpo y cuerpo de pulpa dulce.

Y cuando descorre una metáfora descorre

un velo o una gasa que desvela

la oculta emanación de unos pechos.

Así empieza el juego sensual de las substancias

y acabará una mujer vendiendo su belleza

o el satinado de su carne al capricho de un poema.

 

11/12/1996

Badajoz

[El tiempo de la amargura]

08 agosto, 2023

TAMBIÉN HOY LLUEVE...

 

(A J. A. Ramírez Lozano)

 

También hoy llueve

y no estoy triste. Vengo

de escuchar a José Antonio

su santoral y sus remedios

contra la enfermedad del romanticismo.

Después he pasado presuroso por las calles

vacías, mojadas, en busca de mi cena

y no he podido evitar una mueca,

un fugaz desacuerdo viendo

los pardales orondos acurrucados

en los naranjos, hablando del vacío

de sus corazones, de la fruta

alguna vez menos ácida o del cuerpo

ausente de un amor. Los pájaros

no son infelices en esta ciudad,

solamente no son felices,

a veces ni siquiera pájaros

cuando los luminosos se alían

contra la noche y la relación

con los otros es asaltada

de rama en rama

y sorprendidos todos por

besos que queman e iluminan

se dejan caer en la trampa.

 

Mis pájaros no son tristes.

Sobre mis pájaros no llueve siempre.

Tampoco quiero hacer de los naranjos

símbolo de nada: Es natural

que por la noche los pájaros

se posen sobre la rama iluminada

de un árbol urbano y yo escribo

sobre pájaros y árboles

como podría evocar cualquier

acto vago de sensaciones.

 

Probablemente alguien

vendrá después y dirá

que a la sombra de mis párpados

castaño, castaño así se dejaba ver

el mundo, pero el mundo

no son sólo pájaros y naranjos,

ni las noches de lluvia

son de una única y fría

y absoluta perfección.

Es decir, acabo concluyendo

que yo no escribo versos enfermos

y que es posible mantener

la lucidez frente a la soledad.

 

11/12/1996

Badajoz

[El tiempo de la amargura]

07 agosto, 2023

Batí a tu puerta y te dije...

 

(Para J. Aurelio Luna)

 

Batí a tu puerta y te dije:

¡Qué pequeña es esta hora, qué diminuto

el segundero que la delimita y confina!

Si deseas ingresar en el mundo

en el que rige la formalidad,

pasa un verso delante de tus ojos

y observa como todo a lo que renuncias

ya no puede ser reconquistado.

Ausente del afecto

desconfías de todos los árboles

y no crees hallar ninguno de tronco honesto.

¡Quizá si alguien te llamara hasta

la desesperación de la voz!

Tus pasos no tienen

el sentido de la vida.

Tu grito es un teléfono desarmado,

un electrodoméstico sin voz

que no va a pronunciar tu nombre

y la ciudad despliega

una indiferencia gris

como una niebla voraz

que ocultara el acto

de existir.

                                    La incomprensión

es de los hombres, no tuya.

Tú no perteneces siquiera al tiempo

porque lo pierdes y yo sólo transito

entre el orden y el caos

y desde este empleo mercenario

busco un día más fácil

y tibio, aunque no soy capaz

de encontrar títulos redondos

para estos poemas.

9/12/1996

Badajoz

[El tiempo de la amargura]