¡Ginebra
vive feliz en su residencia de Camelot!
Y es
capaz de recordar aquellos días en que aún
no tenía
que debatirse entre el deber
y el
destino, dividida apenas entre qué
vestido
escoger para la cena o qué lienzo
fijar en
el bastidor. Pero
Si un día saliera
de su
torre y bebiera en un vaso místico
el bálsamo
de la memoria reciente
quizá
sintiera en los labios el sinsabor
de la
lujuria y conociera el estado
de los
campos floridos y el apetito
de los
mamíferos y otros vertebrados
y quizá
ofreciera la leche de sus senos
a
caballeros sublimes de ojos pálidos.
Hoy en
este entretanto dormita
contemplando
su rostro desconocido
reflejado
en el cristal sucio mientras
la agonía
de las horas va sumando
despedidas
y las sílabas se diluyen
en
frases repetitivas que ella cree inventar
y que
le dejan el semblante sonriente
en una
evocación demorada de
gastados
sentimientos, memoria fugaz
de una
reina leal que el reloj
inmediatamente
apaga.
Salamanca
10/03/2016