Te llevo sobre las espaldas
como un túmulo de racimos.
Y pesas. Eres grave
insistente
espinoso en los labios
y suave entre el mármol
sereno de las acacias.
¿Sabes lo que cuentan sus hojas?
Es la historia de mi sequía,
esa donde la fauna de los cuchillos
necesita toda la sangre
que aún me queda en las venas
para lustrar su filo antiguo
y morir otro invierno.
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