Impedido de pies y manos
busco razones para negarte
y los días pasan iguales
perdido tu rostro en mis ojos.
Frente a frente somos
un diálogo amigo
compartiendo la misma luz
y por la noche idéntico lecho.
Pero hay algo que aún te resiste:
es ese alba de barro
que me retiene la palabra,
sus ojos verdes como cuchillos
y la duda de su cuerpo.
Ahora
me llevan estos racimos
por simétricos senderos,
sin tiempo para los rituales.
No hay filos en estas hojas
y el alambre no tiene nombre.
No hay manzanas negras
en estos árboles
y soy la piel cobarde
del surco violento.
Algo más concreto
me pesa sobre los hombros,
algo siniestro, grave:
la pasividad de estas cepas,
el desarraigo de sus vientres
estilizados y rastreros,
su entrega desinteresada,
su prostituida sonrisa
y el descaro, la facilidad
de su misteriosa desnudez
como dios de mosto disfrazado.
Espera hasta mañana.
Descubriremos juntos
los relámpagos veloces
que nos hermanarán la piel,
aunque nuestras arras
No hay comentarios:
Publicar un comentario