Quiero dejar
abierto tu cuerpo para
que la noche lo concluya,
sin amor
que imponga su autoridad,
sin deseo
que en su apetito
nos devore, y así continuarte
y continuarme
en el misterio de los suspiros,
como una escena de pecado
y redención en un jardín
sin fuentes.
Aquí no
podremos
lavarnos las manos y sólo
al amanecer consentiré
en lamernos el lado carnal
No hay comentarios:
Publicar un comentario