Tu voz irrumpe en la noche
y llena las sombras
de mimosas y clavellinas
mientras el cielo se repite
en tus ojos cada vez
que se enciende el párpado
remoto de los soñadores.
Una flor despeinada
arroja ilusiones a tu paso
para que el sol sea
eternamente un junco encendido
y tú me sorprendes con una lluvia
de estremecidos murmullos
y la velocidad de un reloj
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