En este alto indoloro
quiero ser carne
devuelta a la escritura,
la víctima
del mundo en general,
palabra
regresada a los animales
agrestes, a las necesidades
del cuerpo abyecto. Yo
solo
no puedo
cargar con todas las penurias
del entorno
y las golondrinas
y sus plañideras
ya se han despedido.
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