Estas son pupilas
sin horizonte, que sortean
la voz de libre imperfecto.
Estas son aquellas miradas
diafragmas irritados
que merendaban trópicos
—desnudos invernales—
y encendían el borboteo
de tu más allá pensativo.
Después alguien quiso
—tal vez lloviera o simplemente
era el vapor de la duda—
sepultar el iris grave
que un día, risueño a tus pies
arrastró la visión remota
de un "no puede ser" ansiado
que jamás estuvo allí.
Pero este camino es viejo.
Este intempestivo obsceno
de la huella mansa
carece de adjetivos
para, lento, corromper
este ser pupila, mirada, iris otra vez
o visión de místico cristal,
inconfesable párpado
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