(El día en que creas
haber cumplido tu niñez
bate bajo mis párpados
para abrazar las únicas velas
que para siempre tendrán seis años).
Imagina que
esta noche mis manos
son las velas de tu
edad,
la ojiva silente
que ciñe el Tajo a tu
cintura.
No eres más antigua
por peinarte de alba,
ni más sombría
por ignorarme el
silencio.
Tienes los mismos
años
que el tacto del
recuerdo
y el tiempo pasa
despacio
para no vivir el
olvido.
Puedes viajar en mis
sueños
y hablar todos los
idiomas
de las crisálidas
desnudas,
aprender a regalarte,
ser sonora para
siempre
y mujer de nítidas
trenzas.
Ahora,
cuando soples la
medianoche
que te arropa los
muslos,
te crecerán las
trenzas
hasta el diluvio de
mi tacto
y nos apretaremos de
cera y llama
las voces para
aguardar
la invitación de un
anillo de versos.
No hay soledad
en estas calles,
no hay distancia
en las otras citas
y quien me espera
te llevará mi saludo
en los ojos
y en los labios
todo mi amor.
5/05/1983
Salamanca
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