Pero
hablemos
de mí
como
si fuera ese sueño de mañana.
Bástete
saber
que
estoy despierto,
despierta
la voz
y
acordado el llanto.
Tengo
tu mismo nombre
entre
los ramajes
y
soy la piedra
que
golpea tu alba
cuando
la luz es un adiós
de
racimos pacientes.
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