Esta mujer
que
me ama por mi mismo,
que
me es fiel con su cuerpo
y
su palabra de viento,
que
me pone por delante
de
todo y de todos
tiene
nombre de distancia
y
de plural eterno.
Esta
mujer
a
la que adoro
y
guardo,
a la que reservo
mi
arcilla toda
y
prodigo abecedarios
de
amapolas y promesas,
a
la que me entrego
y
dedico mi piel,
se
llama Milagros
vestida
de blanco
y
arropada de relojes.
Esta
mujer
me
mantiene despierto
y
me rotura los párpados
con
el prurito del miedo.
Esta
mujer
me
despersonaliza.
Esta
mujer
me
hace imagen suya.
Esta
mujer.
Esta mujer
es
mi futuro
mi
sueño caído
mi
totalidad
mi
otro no ser
mi
deseo,
mi suicidio.
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