¡Cuánto mejor no sería
que tus cuatro
esquinas abrieran sus fauces carnalmente
animales y mordieran mi ojo con saña
poniendo en la retina seductores espontáneos
y ominosos fragmentos carnívoros!
"La facilidad que tenemos de manipularnos a nosotros mismos para que no se tambaleen lo más mínimo los cimientos de nuestras creencias es un fenómeno fascinante". MURIEL BARBERY: La elegancia del erizo. Seix Barral, p. 117.
¡Cuánto mejor no sería
que tus cuatro
esquinas abrieran sus fauces carnalmente
animales y mordieran mi ojo con saña
poniendo en la retina seductores espontáneos
y ominosos fragmentos carnívoros!
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