Habito
un cuerpo de mediana
estatura condenado ya hace
algún
tiempo a los desfavores
de la
edad pero a él regreso siempre
después
de haber estado en el tuyo
como
quien desvalido emigra
a un
renacimiento forzoso, sin equipaje
sin más
pertenencias que el propio nombre
con el
deseo único de volver a tus ojos
renacientes
para estar en ti otro
instante,
desaparecer en ti
y
permanecer inocente, puro
sin
volver a tener conciencia
ni
voluntad ni recuerdos.
Es
verdad que después de amar
en ti a
a las mujeres que no eres
regreso
sano y salvo, sin el más
mínimo
remordimiento, sin cicatrices
ni
grietas en todas mis promesas.
Hasta
soy capaz de unir en un solo gesto
los
pasos sonámbulos y las sombras
de lo
real y casi, casi, libertar
las
acuarelas de la última batalla
para
hacer de ellas una nueva intimidad
y de
sus ojos, de sus cabellos, copiar
tu
retrato más luminoso de mujer
humana
y al fin y al cabo mía
13/12/2016
Salamanca