Nunca
he figurado en la lista
registrada
y oficial de poetas
ni en
aquellas hogueras apenas combustibles.
Nunca
me prohibieron fronteras
ni mi
nombre navegó por heréticos índices
incapaz
de alcanzar las orillas de la beatitud.
¿Ah,
los caprichos distraídos de la poesía!
¿En qué
momento se instaló en mí
el
sobresalto de una humanidad
furtiva
y desatenta?
Mi vida hoy
¿es la
que esperabas? Sin embargo
no
cambiaría nada y escribo,
escribo
porque estoy dispuesto a seguir.
13/12/2016
Salamanca
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