No me dolía entonces
el cáñamo traidor,
cada golpe más débil,
cada huida más larga,
porque detrás de
aquellos sueños
era yo acústico el
que amanecía.
19/02/1983
Salamanca
"La facilidad que tenemos de manipularnos a nosotros mismos para que no se tambaleen lo más mínimo los cimientos de nuestras creencias es un fenómeno fascinante". MURIEL BARBERY: La elegancia del erizo. Seix Barral, p. 117.
No me dolía entonces
el cáñamo traidor,
cada golpe más débil,
cada huida más larga,
porque detrás de
aquellos sueños
era yo acústico el
que amanecía.
19/02/1983
Salamanca
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