Todas las mañanas el fuego
era los buenos días de la piel
ausente
y entre las cenizas y el humo
brillaba el oro y la alegría
de poder correr al agua
para baldear las fronteras de
la expresión.
"La facilidad que tenemos de manipularnos a nosotros mismos para que no se tambaleen lo más mínimo los cimientos de nuestras creencias es un fenómeno fascinante". MURIEL BARBERY: La elegancia del erizo. Seix Barral, p. 117.
Todas las mañanas el fuego
era los buenos días de la piel
ausente
y entre las cenizas y el humo
brillaba el oro y la alegría
de poder correr al agua
para baldear las fronteras de
la expresión.
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