Debí haber escrito estas lágrimas
en ese Jardo
distante,
de labios acodados
sobre el Coa
y mirándote pasar sin
perderte.
Pero aún tienes la
voz mojada
y tras esta ventana
no hay gritos que me
duerman.
"La facilidad que tenemos de manipularnos a nosotros mismos para que no se tambaleen lo más mínimo los cimientos de nuestras creencias es un fenómeno fascinante". MURIEL BARBERY: La elegancia del erizo. Seix Barral, p. 117.
Debí haber escrito estas lágrimas
en ese Jardo
distante,
de labios acodados
sobre el Coa
y mirándote pasar sin
perderte.
Pero aún tienes la
voz mojada
y tras esta ventana
no hay gritos que me
duerman.
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